¿EN QUÉ ANDAN LOS TROSCOS? En lo de siempre

Y todos nuestros ayeres han iluminado a los necios el camino hacia la muerte polvorienta.

Macbeth, W. Shakespeare.

El 10 de marzo se realizó la 13° Conferencia de la Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional (FT-CI), que integra el PTS de Argentina. El informe del dirigente Emilio Albamonte sobre Argentina fue publicado el 24 de marzo1. El 3 de mayo el MST publicó una nota titulada «Debate ¿Adónde va el PTS?»2. Tomamos estas dos notas para seguir pensando lo que acontece en la principal corriente del socialismo en el país, el trotskismo, y su particular forma organizativa en el presente, el Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad (FITU)3.

Aunque sus partidos componentes se digan otra cosa, el FITU es una herramienta electoral. Que lo sea no es cuestionable en sí mismo: consideramos que es necesario intervenir en las urnas en este momento y que lo ha sido hasta ahora. Pero que consideremos correcto intervenir electoralmente no significa que consideremos adecuada cualquier tipo de intervención electoral. Y este es, precisamente, el debate sin debate que nos sirve de excusa para pensar no sólo «adónde va el PTS» sino adónde está dirigiendo sus esfuerzos todo el trotskismo. Y también nos sirve de excusa para exponer hacia adónde podrían dirigirlos.

Qué debate

Decimos que es un debate sin debate porque, en casi tres lustros de existencia, el FITU no ha tenido jamás un debate en su interior. Ha tenido –y claro que tiene– diferencias en su interior, diferencias profundas dentro de su tradición y programa común. Pero nunca las ha debatido. Como se trata de un frente puramente electoral, esas divergencias fueron zanjadas con cada ocasional reparto de cargos recurriendo, justamente, al poroteo electoral.

Hasta ahora, mediante las PASO, el PTS le ha impuesto dos veces su política al resto. Sin embargo, en 13 años nunca hubo un congreso (o una convocatoria similar) para que los militantes debatieran y resolvieran. Cada organización decide internamente su propuesta que, así, cerradita y con un moño, se propone a la aceptación o rechazo por parte de las otras organizaciones. ¿Qué ocurre cuando no se alcanza un acuerdo? Se somete el asunto a la decisión de cualquier ciudadano, en las PASO. Lejos de la democracia directa, se llega a una triple delegación que culmina igualando el voto de los abnegados militantes con el voto de gente que un domingo cualquiera de su adultez tuvo una epifanía izquierdista.

Y lo que se llama «debate» no es otra cosa que un conjunto de maniobras para la consolidación del propio espacio y un conjunto de zancadillas y chicanas contra los espacios de las demás organizaciones. Eso sí: cada una de las corrientes declama su exigencia de un congreso de bases, una asamblea de militantes, etc., pero eso no es lo que se les propone hacer a sus militantes, que ni siquiera logran tener agrupaciones sindicales comunes4. Esa exaltación de la táctica sindical a la estatura de diferencia de principios es resultado de la centralidad otorgada a la propia demarcación frente a «los otros trotskistas», que está en el ADN de la corriente inspirada en el líder de la Revolución Rusa.

El burbujeo superficial de lo que se cuece en las direcciones del trotskismo nos interesa porque ese caldo es la fuerza predominante, como hemos dicho, en el socialismo de este país, y porque el FITU es su centro de gravedad. Nos interesa muchísimo especialmente ahora, porque ha ocurrido un cataclismo en la vida política argentina y es muy importante saber en qué medida los socialistas podemos responder del modo más apropiado a este nuevo contexto, teniendo en cuenta cómo hemos respondido al contexto anterior. Y la respuesta dada al contexto anterior, es decir, a la situación política que se coronó con la llegada de Milei, no fue la mejor posible.

Por eso vemos un pseudo debate en la exposición pública de las diferencias entre corrientes a las que no las une el amor sino la defensa de la personería electoral. Y ese pseudo debate nos ayuda a pensar.

También nos sirve para empezar esta indagación que de un lado esté el PTS y del otro, el MST. Podríamos arriesgar, exagerando no mucho, que los variopintos movimientos de los distintos grupos con sus fraccionamientos y reuniones sucesivas tienen un sentido. La fuerza dominante, creada por Nahuel Moreno, ha logrado imponerse en toda la línea, trasladando sus divergencias internas al FITU. El PO de Solano coincide en lo grueso con el MST, mientras Izquierda Socialista, que mantiene una incoherente coherencia, coincide con cualquiera que le ofrezca un cargo (y fueron los únicos en llamar a votar abiertamente por la burguesía). Por fuera del FITU quedan Política Obrera, la corriente de Altamira, extremando las posiciones cuyo abandono fue la causa de su debacle dentro del PO, es decir, las de un trotskismo más ortodoxo. En el extremo opuesto se encuentra el Nuevo MAS, exagerando las posiciones del PTS hasta alcanzar el ridículo. El resto de los grupos practica una política de auto subsistencia que impide analizar su especificidad.

Qué sesgo

Si bien todos aspiran a la consolidación de un aparato –fundamentalmente por la vía de los cargos electorales, equipos de asesores y recursos derivados– ambas fracciones eligen caminos diferentes, expresados en las PASO y vueltos a expresar en este pseudo debate. La aspiración a consolidar un aparato electoral no es una suposición vaga sino la única explicación para que la crítica del ala MST-PO culmine en la rendición incondicional, la participación en las PASO y la derrota. Es casi inevitable que un frente meramente electoral tenga en su dirección a quien desarrolla una política estratégicamente electoral, desplazando a quienes hacen sindicalismo:

fortalecimos nuestra actividad de agitación política «por arriba». Esto fue muy progresivo porque nos permitió instalarnos en la escena política nacional. El Frente de Izquierda ya lleva más de una década siendo una referencia política de izquierda en el país. Nunca antes en la historia argentina la izquierda trotskista tuvo una participación a este nivel y tan continuada en la escena nacional. La llegada de Myriam Bregman en las redes, por ejemplo, está al nivel de los principales políticos del país y, junto con Nicolás del Caño, tienen un conocimiento que supera el 80 % de la población. [PTS]

El sector del MST-PO sigue proponiendo el crecimiento sindical y territorial que, suplantando la política por el luchismo y la honestidad, consolide el aparato partidario a través de la administración de estructuras, las intermediaciones y los sellos. El PTS, en cambio, se vuelca plenamente a la influencia mediática sobre las masas, prescindiendo de manera creciente de las complejas relaciones con la militancia y la construcción de base. Eso es lo que se cuestionan junto al análisis derivado de la estrategia: para el MST-PO hay más luchas (lo que justifica seguir interviniendo allí donde son fuertes); en cambio, para el PTS hay más quietud (lo que justifica seguir interviniendo allí donde son fuertes).

Se nos podría objetar que es caprichoso decir que el análisis se deriva de las necesidades de la organización, cuando bien podría ser que la organización se encuentre tan correctamente orientada que esté preparada de manera propicia para responder al análisis. Pero, justamente, nos interesa mostrar lo contrario: que no hay tal análisis, que ambos sectores fuerzan su mirada de la realidad para justificar lo que hacen, en lugar de forzar la actuación para responder a las (nuevas, novísimas) exigencias de la realidad.

Hay sectores muy dinámicos como la Posta Sanitaria de la que participan muchos trabajadores de la salud y estudiantes de medicina para atender a los heridos. Está Unidos por la Cultura que agrupa a todo un sector de la cultura. También hay un sector cultural, la Crew, que empieza a juntar a mucha juventud trabajadora que hace hip hop, etc. Un sector dinámico que puede reforzar a las asambleas y ligarlas a las estructuras del movimiento obrero. El clima en el movimiento obrero es conservador, sobre todo en la industria. […]

Hay fuerzas en presencia como para parar el plan Milei y derrotarlo. Aunque luego de estos tres meses de ataques el gobierno aún cuenta con el apoyo de alrededor de la mitad del país y en relación con la magnitud del ataque la erosión de su base social es lenta, hay un mar de fondo entre las mayorías. Nosotros nos estamos jugando, no solamente a través de nuestro discurso, sino a través del impulso de las asambleas, de todos los conflictos en los que participamos, a llegar –lo que podemos llegar con las fuerzas que tenemos– a ese 44 % que votó por miedo o por odio contra Milei y confluir con él. [PTS]

Esta disposición a tener un objetivo cada vez mas limitado (menos de la mitad de la clase obrera) es la expresión indirecta de que el miedo o el odio a Milei son valorados más positivamente que el miedo o el odio a Massa. Un frentepopulismo reactivo. Aunque luego se le endilgue la culpa a los trabajadores que «obligan» al electoralismo y la actividad en las redes:

Nuestro discurso suena abstracto porque plantea una salida vinculada a la lucha de clases, ausente en estos años… Desde que subió el nuevo gobierno, discutimos que teníamos que hacernos fuertes en el sector de vanguardia que comenzaba a surgir, y nos volcamos a las asambleas barriales desde su inicio. [PTS]

El MST le responde argumentando que hubo un vendaval de luchas y que el PTS, por su mala caracetrización, quedó afuera del proceso y retrocedió:

La vida real dista bastante de esa versión. La línea del PTS en los conflictos de Kraft y luego Lear privilegió las decisiones de un pequeño sector del activismo, separado de las bases, con acciones que nunca fueron debatidas ni resueltas por la mayoría de las y los trabajadores. Junto con la represión policial, ese vanguardismo sectario aisló dichas luchas y facilitó el rol de la burocracia para quebrarlas. Por eso el PTS, lejos de ser «la fusión real entre los revolucionarios y los sectores avanzados del movimiento obrero», como se jactaba en 2014, sigue retrocediendo: perdió la conducción de Zanón y del sindicato ceramista neuquino, perdió peso en la Alimentación y otros gremios en donde actuaba. Y por eso mismo tampoco sorprende que desde hace años el PTS no dirija ni un solo sindicato ni tenga un solo secretario o secretaria general en todo el país.

Por cierto, la lucha de clases no estuvo «ausente en esos años» como cuenta Albamonte. Además de numerosas luchas piqueteras -en las que el PTS no interviene- y de la batalla contra la reforma jubilatoria de Mauricio Macri hubo numerosos conflictos en estatales, docentes, salud e incluso en sectores privados. Al calor de esos conflictos, el sindicalismo clasista siguió desarrollando, con unidades positivas como el SUTNA, ATEN o el Plenario Sindical Combativo, al que el PTS tuvo que sumarse tras denostarlo. Pero tales organizaciones gremiales u otras similares en el sector de la salud pública -como APyT Garrahan, ALE, CICOP y Fesintras-, por parte del PTS sólo reciben acusaciones falsas y divisionismo. [MST]

Es imposible definir el marco de acción enumerando las luchas o su ausencia, porque el gran ausente del debate es el país actual, real, presente. La realidad sobre la que se da el intercambio de chicanas es la de un país anacrónico, eternamente fijo en el pasado, como la foto de un niño que no resulta de utilidad para identificar al anciano correspondiente. Esa es la razón por la que un cataclismo político como el que significa Milei no condujo (todavía) a profundos debates internos, congresos, e incluso rupturas o fracciones. Para todos los analistas políticos hubo un acontecimiento profundamente disruptivo en Argentina, pero para el trotskismo su tarea cotidiana se sigue cocinando con la misma receta de siempre5.

Cómo evitamos que la Iglesia nos venga a decir que son ellos los que pueden formar una alternativa detrás de Grabois. Cómo logramos evitar que surjan nuevas mediaciones para que después de esto no se vuelva a repetir el ciclo de nuevas frustraciones. [MST]

«Evitar mediaciones» no es lo mismo que arrancar a los trabajadores de los partidos de la clase enemiga. «Evitar mediaciones» es culminar un desarrollo en el que la ideología peronista es una estación progresiva, un paso adelante, un grado más en la construcción de una conciencia socialista. Por lo tanto sus rupturas no pueden tomarse en cuenta, aunque inauguren una nueva realidad, porque se tiene por seguro que el peronismo es sólo una mediación entre la derecha y la conciencia de clase. Como antes, como será mañana, lo que hay que hacer es lo de siempre:

Hoy la disyuntiva sobre la estrategia, entonces, no es tan compleja: populismo asambleísta, autobombo y electoralismo o coordinación multisectorial desde la clase obrera y convocatoria abierta del FITU al activismo para poner en pie un fuerte movimiento político de izquierda, que al calor de la movilización abra el camino a un gobierno de las y los trabajadores y el socialismo en la Argentina. [MST]

Es cierto también que el balance del trotskismo es tan ciego y sordo como su análisis político. Podría resumirse, como siempre, en que el país sigue siendo amenazado con transformarse en una semicolonia a pesar de que ya es una semicolonia, con encadenarse al FMI a pesar de que ya es esclavo del FMI, en ser tomado por la ultraderecha neofascista a pesar de que ya gobierna la ultraderecha neofascista. Y que el balance culmina en que, en ese marco, el FITU ha logrado –como siempre– grandes logros.

Porque, para el trotskismo argentino, tanto en la vertiente que quiere consolidarse con la administración de aparatos, como en la que quiere consolidar una influencia mediática (y también en sus díscolos hermanos menores, Izquierda Socialista, Nuevo MAS y Política Obrera), hay que hacer ahora lo mismo que se venía haciendo antes.

Qué razón

No vamos a abundar –aunque pareciera necesario– sobre la radicalidad de las medidas que intenta aplicar, por la vía de la democracia burguesa plenamente vigente, el nuevo gobierno de Javier Milei. Sino sobre un hecho que no aparece en el debate, a pesar de que es la razón de ser de todo partido político, sobre todo socialista: los cambios en el pensamiento, la conciencia y las acciones de la clase trabajadora.

En La Matanza, centro neurálgico del peronismo, en 2021 el peronismo tenía 18 bancas, arriesgó 9 y perdió 3. Juntos por el Cambio, el Partido Federal y Cambiemos la Matanza, tenía 6, arriesgó 3 y obtuvo 4, pasando a 7. El FITU no tenía concejales y obtuvo 2. Las 3 bancas perdidas por el peronismo fueron 2 para la izquierda y 1 para los libertarios. En 2023, nuevamente el peronismo pierde bancas: arriesga 9 y retiene 7. Su bloque se ha reducido, en cuatro años, de 18 sobre 24 a 13 sobre 24. Sólo creció, en 2023, la bancada de Milei, que pasó de nada a 3, quitándole 1 concejal a Juntos y 2 al peronismo. El FITU no puso en juego sus concejales pero tampoco logró el resultado de dos años antes y quedó afuera del reparto.

Si nos fijamos en Lomas de Zamora, vemos que en 2019 el peronismo obtuvo 59,31% y 8 concejales. Juntos por el Cambio-Consenso Federal-Frente NOS sumó 36,95% y 4 concejales. El FITU 3,74% sin concejales electos. Dos años más tarde, en 2021, el peronismo obtuvo 47,34% y 6 concejales. Juntos y Vamos con vos, 37,34% y 5 concejales. Avanza Libertad no obtuvo concejales y tampoco el FITU, que los superó levemente: 7,67% contra 7,65%. En 2023, el peronismo con 49,82% creció 2,5% respecto de la elección inmediata anterior –pero sin recuperar los 10 puntos perdidos con relación a 2019– y obtuvo 6 concejales. Con 3 quedaron Juntos por el Cambio (25,50%) y La Libertad Avanza (20,20%). Detrás, sin bancas, quedó el FITU (4,48%).

Algo pasó por abajo que hace insuficiente decir que la CGT frena las luchas. Porque hoy una porción importante de la clase trabajadora (sobre todo la más precarizada) aborrece a esos millonarios entregadores que durmieron en sus mansiones durante cuatro años de sufrimientos crecientes.

La burocracia hizo un paro aislado el 24 de enero y sigue posponiendo la posibilidad de uno nuevo. No quiere arriesgarse a poner en movimiento a la base de los sindicatos. [PTS]

Algo pasó por abajo que permite explicar la confianza y la potencia de Milei para proponerse arrasar con conquistas obreras. Pero también tocar intereses burgueses a pesar de su debilidad institucional. Pasó algo que compensa, al menos por ahora, esa debilidad con el apoyo que le suma el repudio a los políticos tradicionales, entre los que han quedado los del FITU, no por su radicalidad sino por su tibieza.

Algo pasó por abajo pero para los trotskistas argentinos sólo sucede algo que les incumbe por arriba. Y de esta manera se exagera la potencia de Milei, mientras se justifica la insistencia en la propia acción invariable y repetida. Por eso no es caprichoso que tengamos diferencias con la utilización sistemática de la vaga noción de «clases medias», tan presente en el informe y en la respuesta. Porque «clase media» es la forma por la que se ha optado para explicar, 8 años atrás, que una importante fracción de la clase trabajadora rechazaba al peronismo pero no se hacía de izquierda, a la vez que servía para asignarle a la corriente política que captaba esos votos el carácter de «derechista» manteniendo el peronismo en un relativo izquierdismo6.

Ahora que el fenómeno de ruptura no sólo afecta a los trabajadores registrados sino también a las capas más pauperizadas, se los vuelve a recortar de la clase trabajadora acusándolas de ignorantes, brutas, individualistas, idiotas, etcétera7. Así, la progresía de izquierda va recortando y podando el inmenso universo de la clase trabajadora dejando únicamente en vigor lo que sigue siendo peronista. De ese modo puede mantener su estrategia de franeleo, entrismo o «exigencia» al partido del orden burgués en Argentina.

Qué unidad

En esta y otras notas nos interesa señalar cómo la supervivencia de la organización obliga a mantener osificada la estrategia, aunque fracase. Y cómo esa estrategia congelada obliga a leer la realidad tan sesgadamente como sea necesario para la autojustificación. ¿Por qué nos interesa? Porque esas torsiones hacen imposible, objetivamente, la discusión democrática dentro del FITU y, por lo tanto, su expansión y consolidación.

Sin embargo, pensamos que el punto central de la estrategia socialista está mencionado (no con la importancia que tiene) en el debate. Se trata de que la clase obrera argentina (ya señalamos que, para justificar estrategias predeterminadas, se denomina «clase media» a una considerable porción de la clase obrera) se encuentra dividida.

El carácter de «occidente periférico» de la Argentina también se plasma en el peso que tienen las clases medias, en la estructura social y mucho más en términos de influencia política y en la formación de la llamada opinión pública.La clase media hoy está dividida. Podríamos distinguir tres grandes sectores. Un sector más alto que es fanáticamente bullrichista. Otro sector de clase media media, compuesto por profesionales universitarios, clase media «progresista» y trabajadora, representado en parte por los radicales (actualmente divididos) y en parte por el kirchnerismo, sobre todo en el AMBA. Por último, un sector más plebeyo, la clase media más empobrecida, del cual una parte importante votó a Milei en las últimas elecciones. Estas divisiones pueden rastrearse como mar de fondo en los movimientos actuales de la superestructura. [PTS]

sobre la clase trabajadora y su división entre el sector registrado –con paritarias y el sector informal –con menor salario y menos derechos–, compartimos que «constituye uno de los problemas principales para la revolución en Argentina». MST

Contrariando la estrategia desarrollada por el FITU, que consiste –pleno con su espíritu morenista– en tomar partido por una de las fracciones a las que todavía adhiere la clase trabajadora proponiendo mejorarla, la mil veces fracasada propuesta de rescatar al peronismo honesto y luchador, creemos necesario tomar distancia de ambas.

Se trata de colocarnos en el lugar inhóspito –pero esperanzador– de quienes creen que la clase obrera puede abandonar la confianza en sus verdugos. Y que sólo puede unirse contra ellos. No sólo del que tiene la guillotina filosa sino también del otro, del que con un hacha desafilada nos viene dando en el cogote sin terminar de matarnos, y sin perdonarnos la vida.

NOTAS:

1 Emilio Albamonte, «La lucha recién comienza. Sobre la crisis argentina y las tareas de los revolucionarios».

2 Pablo Vasco, «Debates. ¿Adónde va el PTS?».

3 Desarrollamos algunas ideas en la trilogía Las dos vidas del trotskismo: «La educación sentimental (política) del progresismo» (parte 1), «Interrogar nuestra militancia» (parte 2) y «El progresismo es opuesto al socialismo» (parte 3). También en nuestro quinto editorial: La hipótesis programática (Un debate ausente en la izquierda socialista).

4 Hablamos de esto durante dos horas en la charla «El gremialismo no es política. Límites y alcances del sindicalismo», disponible en nuestro canal de YouTube.

5 «La izquierda demostró una virtud: su inmunidad ante cualquier emergencia de la realidad. Ser de izquierda es sacar 2,6%. Si la izquierda argentina participara en una elección en Nagasaki, en agosto del 45, sacaría el 2,6%. No importa si cayó una bomba atómica; no importa si la población sale a la calle y rompe todo; no importa si hay una hegemonía burguesa consolidada; no importa si los votos se reparten en tercios, en cuartos o si un partido saca el 54%; no importa si nadie vota o si todos votan… Ser de izquierda es sacar 2,6%. La consecuencia virtuosa de esta impasibilidad es que la izquierda mantiene sus dos diputados, su espacio electoral y los recursos asociados.» Cita extraída de «¿Dónde está el peligro», publicada el 26 de agosto de 2023.

6 Ver «Ni chetos ni pueblo: por una alianza obrera viable y necesaria», publicada el 25 de febrero de 2023.

7 Tomamos nota del desprecio de ciertos intelectuales progresistas en «The Walking Dead», del ninguneo ante los votantes de Milei en «Peteco y la anti-política», de la caracterización de «imbéciles, ignorantes y zombis» y del grado de crueldad que pueden alcanzar en «El atroz redentor Paco Olveira».

2 comentarios en “¿EN QUÉ ANDAN LOS TROSCOS? En lo de siempre”

  1. Me resultó enriquecedor el análisis que se hace de las distintas expresiones del socialismo de estos pagos. Estoy de acuerdo en los conceptos de la nota y me ayudó a entender un poco más la realidad que nos toca.

    1. Te agradecemos mucho la lectura y el comentario, compañero. El sábado 25 de mayo, de 10 a 12 hs., tendremos nuestro décimo plenario y discutiremos estos problemas, así que estás invitado a participar. La reunión es virtual y basta con que nos escribas al 11 5757 6601. Fraternales saludos.

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