El «caso Lysenko» fue un escándalo científico internacional con epicentro en la Unión Soviética. El gobierno de Stalin y sus academias de ciencia negaron con porfía los resultados de la genética y apoyaron en cambio, por razones ideológicas, una pseudo teoría según la cual era posible que el trigo produjera granos de centeno y que una curruca fuera capaz de dar a luz un cuco si se la alimentaba con orugas peludas. Este delirio colectivo duró más de 30 años y tuvo consecuencias catastróficas para la población.
Hoy, sin necesidad de gulags ni autocracias, otro delirio colectivo está entre nosotros. Se trata de un fenómeno de alcance internacional signado por un dogma narcisista e insensato, protegido por la cancelación, la censura y el bloqueo a toda posibilidad de debate público. Un fenómeno relativo al conocimiento de la evolución biológica y la existencia del sexo femenino.
Veremos cómo en ese punto radica el núcleo incuestionado de la reciente controversia en torno a la Educación Sexual Integral (ESI) en Argentina. Y cómo todo esto se asocia a uno de los aspectos salientes del discurso que el presidente Milei ofreció en Davos mientras escribíamos estas líneas.
La herencia de los genes, negada
Trofim Lysenko nació entre campesinos, en Ucrania, a fines del siglo XIX. Aprendió a leer y escribir a los 13 años y a los 15 se graduó de una escuela agrícola. De 1917 a 1921 asistió a una escuela superior de agronomía, de manera que la Primera Guerra Mundial, las dos revoluciones rusas y la prolongada Guerra Civil (que fue especialmente violenta en Ucrania) signaron la trayectoria –no sólo académica– del joven Lysenko. Cuando se unió a los bolcheviques victoriosos fue correspondido con oportunidades de educación y progreso que habrían sido impensables para un campesino de provincia antes de la Revolución de Octubre.
En la década de 1920 la Unión Soviética buscaba promover a obreros y campesinos para sustituir a los –todavía– indispensables cuadros técnicos del régimen zarista. En 1928 Lysenko publicó su primer artículo sobre la vernalización, una práctica consistente en exponer las semillas al frío y a la humedad para fomentar mejores rendimientos y una mayor resistencia a las inclemencias del tiempo.
Estos métodos (por ejemplo, frotar las semillas con hielo) se conocían desde el siglo XIX entre los agricultores prácticos, y habían sido objeto de un cuidadoso estudio por parte de los fisiólogos de las plantas durante al menos una década antes de que Lysenko llegara a ellos.1
Pero a los dirigentes soviéticos no les importaba ni la originalidad de la iniciativa ni la solidez de los fundamentos científicos. Les importaba su potencial eficacia para la propaganda. La colectivización forzada había producido resultados catastróficos (millones de muertos por hambre y represión) y cualquier elemento que permitiera excitar una épica y fortalecer la moral era bienvenido. La personalidad de Lysenko, sus discursos de reivindicación de la «lucha de clases en la ciencia», la simpleza de los métodos que proponía y sus encendidas denuncias contra «los enemigos y los saboteadores» de la revolución convergieron en el lugar adecuado, en el momento oportuno.
Durante las décadas de 1930 y 1940 fueron dinamitadas las bases científicas de la biología soviética. Lysenko y sus esbirros hicieron destituir, encarcelar y, en algunos casos, ejecutar a los más importantes genetistas rusos. Los intelectuales del PC en todo el mundo defendían el absurdo y la tragedia2. En el primer tomo de su voluminoso La saga de los intelectuales franceses 1944-1989, François Dosse nos cuenta (Madrid, Akal, 2023, pp. 170-1):
La teoría de Lysenko prentendía alcanzar grandes niveles de producción en zonas abandonadas. Según él, la biología proletaria permitía modificar antes de lo esperado las formas de los animales o las plantas de acuerdo con la voluntad del hombre y de la dirección del partido. Esta tesis insensata, convertida en doctrina oficial de un movimiento comunista internacional que decía ser racionalista, terminó siendo adoptada por especialistas que sin embargo estaban convencidos de su inutilidad. […] Hasta 1966 el PCF siguió defendiendo oficialmente las tesis de Lysenko, mucho después de que en la URSS se hubieran abandonado.
Ejemplo cabal de esta militancia dogmática fue el poeta y fundador del surrealismo Louis Aragón, para quien la grieta entre dos posiciones era taxativa: de una parte se ubicaba la teoría genética, propia de la decadencia burguesa de occidente, para la cual «es posible provocar mutaciones, pero son incontrolables y tienen un sentido independiente del experimentador»; de otra parte, la teoría de Lysenko postulaba «que los caracteres hereditarios pueden modificarse bajo la influencia de variaciones ambientales, y desde la primera generación». De esta manera, para el marxismo surrealista de Aragón, la doctrina de Lysenko era dialéctica, materialista y revolucionaria:
Sin tomar partido entre estas dos tendencias, un filisteo puede comprobar que la primera [la teoría genética] decreta la impotencia del hombre para modificar el curso de las especies, para dirigir la naturaleza viva; mientras que la segunda [la teoría de Lysenko] pretende señalar el poder del hombre para modificar el curso de las especies, para dirigir la herencia.
Por lo tanto, para alguien que no se reclame del materialismo dialéctico, del marxismo, será menos incómodo elegir la primera teoría, que para un marxista ya que éste siempre y no sólo en biología, considera necesariamente que su función no estriba sólo en limitarse a explicar el mundo, sino también en transformarlo.3
No hace falta conocer las Tesis sobre Feuerbach para advertir el delirio de omnipotencia que la interpretación de Aragón exhibe: la función de un marxista consistiría en jugar a ser Dios. El ecólogo matemático Richard Levins y el biólogo genetista Richard Lewontin explicitan los supuestos de ese voluntarismo hiperbólico:
Los primeros marxistas ya habían señalado la íntima relación entre los eventos azarosos y los deterministas, en los que las cadenas de causalidad remotamente relacionadas parecen casualidad, los procesos aleatorios tienen resultados determinados, y en general, las categorías no son mutuamente excluyentes. Pero al vincular el principio de incertidumbre y de indeterminación a un ataque a la causalidad y la inteligibilidad del universo, los marxistas soviéticos se volvieron hostiles al rol creativo de los procesos aleatorios en evolución, por lo tanto se produjo un sesgo en contra de la mutación como fuente de variación y en contra de los modelos probabilísticos de la genética de poblaciones. Un marxismo ingenuo hizo de Lysenko el enemigo del cambio.4
Conocidos como «biólogos progresistas»5, Lysenko y sus colegas sostenían que era posible cambiar las características heredadas con sólo alterar las condiciones externas en las que vivía una planta o un animal6. Los daños causados en la ciencia, en el desarrollo de la biología, en las personas destrozadas por la censura, la prisión, el destierro y la muerte, en la idea de socialismo que la URSS nos ha legado… son inconmensurables.
Pero si el lector perspicaz tiene el impulso de suspirar aliviado porque el oscurantismo ha cesado, le pedimos que continúe leyendo.
La existencia de las mujeres, negada
La Freedom From Religion Fundation (FFRF) es la asociación de «ateos, agnósticos y escépticos de cualquier pedigrí» más grande de EEUU. Con casi 40.000 librepensadores, la FFRF promueve la separación de la Iglesia y el Estado, defiende la desaparición de la religión en la vida pública y milita, con especial ahínco, en contra de la presencia de la religión en el ámbito educativo.
Constituida en 1978, en Wisconsin, la Fundación es conocida por su vigoroso brazo legal: su equipo de abogados despacha avisos de transgresión de límites entre la Iglesia y el Estado a las escuelas y organismos gubernamentales locales a un ritmo de 500 al año. Con ese esmero ha conseguido, a lo largo de casi medio siglo, que se retiraran de las escuelas públicas de todo el país los Diez Mandamientos y las pinturas de Jesús, que se derogaran impuestos destinados a la reparación y mantenimiento de iglesias, que se prohibiera el subsidio de los directores a las escuelas religiosas y un amplio etcétera detallado en su sitio web.
La FFRF posee un órgano de difusión, el periódico Freethought Today (Pensamiento Libre Hoy), que es el único periódico en todo EE.UU. que se dedica exclusivamente a estos temas. En noviembre de 2024, Kay Grant, una becaria transactivista, publicó en ese periódico un artículo titulado «¿Qué es una mujer?», en el que concluye:
Todo esto es para decir que hay una respuesta a la pregunta «¿qué es una mujer?» […] Una mujer es quien dice serlo.
Ante semejante disparate, el biólogo evolutivo Jerry Coyne, que hasta entonces integraba la Junta Honoraria de la Fundación, respondió con un artículo titulado «La biología no es intolerante». Pero la FFRF lo consideró «inconsistente con los valores de la Fundación» y justificó la negativa a publicarlo expresando que «podría causar angustia en los lectores».
Esta reacción oficial, que censuraba opiniones y bloqueaba el debate, no sólo provocó la renuncia del propio Coyne sino también la del biólogo evolutivo Richard Dawkins y la del psicólogo, lingüista y científico cognitivo canadiense Steven Pinker, quienes también integraban la Junta Honoraria de la Fundación. Los tres habían sido galardonados con el premio de la propia FFRF, llamado El Rey Está Desnudo (Emperor Has No Clothes Award), «reservado a figuras públicas que asumen el papel legendario del niño pequeño en el cuento de hadas de Hans Christian Andersen y “dicen las cosas como son”, sobre la religión». Por si quedaba alguna duda acerca del afán dogmático y censor de la FFRF en este escándalo, disolvió su Junta Honoraria para evitar nuevas renuncias de celebridades intelectuales que llamaran la atención7.
Coyne se fue dando un sonoro portazo, denunciando la «captura ideológica de la organización, como se ejemplifica en el activismo de género extremo y la censura de cualquier objeción a sus puntos de vista». Dawkins –a quien ya le habían quitado, ¡25 años después de habérselo dado!, el premio Humanista del Año por discutir tibiamente el dogma transactivista8– renunció de manera clara y tajante:
Publicar el estúpido y anticientífico artículo de Kat Grant «What is a Woman» fue un pequeño error de juicio, redimido por la decisión de publicar una refutación de un distinguido científico del campo relevante, a saber, la biología, Jerry Coyne. Pero, por desgracia, la secuela fue un acto de pánico indecoroso cuando cediste a los chillidos histéricos de sectores predecibles y censuraste retrospectivamente esa excelente refutación.9
Por su parte, Steven Pinker renunció con mayor dureza que Dawkins: «Con esta acción, la Fundación ya no es una defensora de la libertad de religión, sino la impostora de una nueva religión, llena de dogmas, blasfemias y herejes». Pinker, autor del monumental manifiesto En defensa de la Ilustración –donde argumentó largamente cómo ciertas creencias se convierten en «símbolos de lealtad cultural» que expresan menos lo que se sabe que lo que se es, menos un conocimiento probable que una identidad grupal10–, ya había denunciado ese peligro un mes y medio antes, pidiéndole a la presidenta de la Fundación que distinguiera entre «El derecho a la autonomía corporal, una cuestión ética» y «La naturaleza del sexo en el mundo vivo, una cuestión científica», para argumentar:
Algunos activistas trans creen que la única manera de garantizar lo primero es reescribir lo segundo, imponiendo lo que consideramos afirmaciones falaces y tendenciosas que desafían nuestra mejor comprensión científica. Esto es lamentable por dos razones: es un error conceptual, que confunde lo moral y lo empírico, y es contraproducente obligar a las personas a elegir entre los derechos trans y la realidad científica. […]
Mucha gente ha notado que las facciones radicales del movimiento trans han asumido algunas de las peores características de la religión, como la imposición del dogma y la excomunión y vilipendio de los herejes.11
Pinker tuvo que sufrir en carne propia los límites de su caracterización, ya que no se trata de «algunos trans» ni de las «facciones radicalizadas del movimiento trans». La irracionalidad de los postulados transgeneristas conduce necesariamente a todo el movimiento hacia el oscurantismo y la intolerancia12. Si «Una mujer es quien dice serlo», entonces la categoría «mujer» no tiene ninguna referencia objetiva en la realidad y sólo depende de la voluntad subjetiva que lo declara. Así, ser mujer se limita a una realidad subjetiva, una idea o un sentimiento, una cosa mental creada por la expectativa (como los hrönir borgeanos de Tlön), un flatus vocis nominalista, o una alucinación. En suma, si la palabra «mujer» carece de realidad objetiva, entonces las mujeres no existen.
Ojalá estuviéramos exagerando. Pero, dado que para el transactivismo lo importante es la voluntad subjetiva que toma la «decisión de ser mujer» y no el hecho objetivo de haber nacido mujer, absurdamente resulta que sería «más mujer» un hombre que una mujer. Parece broma pero esto es exactamente lo que Flor de la V (antes Roberto Trinidad) le «aseguró» a Cynthia Hotton en Página/12 el 15 de noviembre de 2021:
Lo que usted no comprende, Sra. Hotton, es que hay personas que no nos identificamos con el género asignado al nacer: yo no soy un hombre que decidió ser mujer porque tener pene no te hace hombre así como tener vulva no te hace mujer. Los genitales no nos definen. Y le puedo asegurar una última cosa, Sra. Hotton: soy más mujer que usted porque yo decido serlo.13
La salud de los menores, negada
Apenas comenzó 2025, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires quitó de su biblioteca online los contenidos de Educación Sexual Integral (ESI), dirigidos a niños y adolescentes de entre 4 y 17 años, para su «revisión exhaustiva y neutral». A los pocos días, la Secretaría de Educación Nacional repitió la medida quitando contenidos de la ESI del portal EducAr.
El progresismo y la izquierda trotskista salieron a repudiar esas medidas de gobierno con títulos catástrofe como «Ahora el Gobierno nacional busca destruir la ESI» o «La izquierda denuncia en Diputados nuevos ataques a la Educación Sexual Integral». En esas notas y otras intervenciones mediáticas se denunció el episodio como si fueran medidas de «cancelación» y «censura» destinadas a despojar de herramientas simbólicas a los menores ante posibles situaciones cotidianas problemáticas (cyberacoso, grooming, abuso intrafamiliar). Buena parte de estas denuncias giró alrededor de la hermosa vidala «Hay secretos», del grupo Canticuénticos, que fue bajada como parte de esos contenidos a revisar –y no porque el arte sea revolucionario14– y subida nuevamente a los pocos días15. Este chantaje emocional y deshonesto por parte del progresismo expresa tanto la pobreza de sus argumentos como el nulo contacto con las familias trabajadoras que reclaman la revisión de contenidos en base a dos fenómenos reales, concretos y alarmantes sobre los que hemos escrito en este blog16: la llamada «disforia de género de inicio rápido» (con abrumadora prevalencia en adolescentes mujeres) y la hípersexualización de niños y adolescentes.
Formular –como hizo Luciana Peker en esta nota– el problema en términos de «ESI o barbarie» elude las preguntas, inquietudes y debates que familias como las organizadas en MANADA, corrientes críticas como el feminismo y argumentos basados en la biología evolutiva intentan poner bajo la luz de la consideración pública, social, colectiva. Lo que se pidió revisar fue la ideología de género, que carece de sustento científico y está siendo cuestionada en los países donde surgió esa corriente, y los contenidos que no se ajustan al inciso (c) del artículo tercero de la ley 26.150, según el cual dichos contenidos ESI deben ser «pertinentes, precisos, confiables y actualizados».
La noticia fue presentada como un escándalo por los defensores de la ideología de género en la ESI. Pero, como bien señalaron referentes de la agrupación Manada Argentina (Madres de Niñas/os y Adolescentes con Disforia Acelerada), «la medida no es eliminar la ESI» sino «ajustarse a la ley», porque «lo que se estaba impartiendo», tanto en Ciudad de Buenos Aires, como en muchas provincias, «no corresponde a las especificaciones de la ley 26.150, que no avala que un niño de 3 o 5 años sea travesti –una de las opciones que aparece en el formulario de inscripción a Inicial en educación bonaerense– ni que una directora de colegio le cambie el nombre en los registros a una niña en un momento de confusión con su género…».
El reclamo de los padres es de «prudencia»: que los contenidos estén adecuados a las edades, algo que hoy no se respeta.17
Acerca de la agrupación MANADA hablamos en esta nota. Nos interesa aquí pensar con independencia de las dos posiciones que dominan la escena mediática en esta falsa polémica acerca de la ESI, que son:
De una parte, el progresismo y la izquierda trotskista, que reclaman protección para los menores a la vez que promueven el daño irreversible (físico y psíquico) de la transición social, los bloqueadores de la pubertad, la hormonización y la amputación de órganos sanos para adecuar la apariencia del cuerpo a una entelequia metafísica llamada «identidad de género». (Tomás Mascolo, militante del PTS y periodista en La Izquierda Diario, reclama en este video cirugías de adecuación del cuerpo al alma autopercibida).
De otra parte, posiciones reaccionarias como la de Padres Unidos (que ofrece apenas un Gmail como referencia para saber quiénes son y qué objetivos tienen) o la periodista Claudia Peiró (que niega la existencia del patriarcado, aunque le reconocemos ser la única periodista crítica de la ideología de género), que al amparo nebuloso de «los valores de la familia» no parecen muy interesadas en los fundamentos científicos de la ESI ni en sus propósitos educativos de alcance social.
Del otro lado del Atlántico, el filósofo español Fernando Savater, enterado del escándalo en la FFRF del que hablamos más arriba, calificó a la ideología de género como «una de las supersticiones más dañinas de nuestra época». Autor de Voltaire contra los fanáticos, Savater argumentó:
Quienes rechazamos el adoctrinamiento religioso en la escuela (separación del Estado y las Iglesias) tenemos que ser igualmente opuestos a que se predique en ella la ideología de género o la mojiganga trans. Es de celebrar que en el mundo anglosajón vaya habiendo personalidades intelectuales destacadas como Dawkins, Pinker, Coyne o mi admirada J. K. Rowling que desautoricen públicamente una de las supersticiones más dañinas de nuestra época.
Y no se trata de transfobia o de ninguna otra «fobia», salvo quizá la mentirofobia que debe sentir cualquier persona decente. Lo de recurrir a la fobia, es decir a una especie de enfermedad maligna o posesión demoníaca para desacreditar a quien se opone a ideologías criminógenas o conductas dañinas es el truco de quien quiere blindar su postura sin argumentar.18
No estamos ante un simple debate de ideas (mejor dicho: ante una simple –y grave– ausencia de debate). La ideología de género es una de las supersticiones más dañinas de nuestra época porque ha lesionado y sigue lesionando, de manera irremediable, a miles de niñas, niños y adolescentes en todo el mundo. El presidente Milei –que sería, sin dudas, un buen candidato al premio El Rey Está Desnudo– lleva razón cuando, en el reciente Foro de Davos, denuncia:
Están dañando irreversiblemente a niños sanos mediante tratamientos hormonales y mutilaciones, como si un menor de cinco años pudiera prestar su consentimiento a semejante cosa. […] Y cubriendo esta multitud de prácticas abyectas está el eterno victimismo siempre dispuesto a disparar acusaciones de homofobia o transfobia y otros inventos cuyo único propósito es intentar callar a quienes denuncian este escándalo del que las autoridades nacionales e internacionales son cómplices.19
Por supuesto, la denuncia no parte de la crítica feminista sino del oportunismo político: nada dijo Milei, por ejemplo, sobre el sistema prostituyente que presta servicios en cada Foro de Davos. Sin embargo, a fuerza de sensatez, Milei fortalece su liderazgo político burgués mientras el progresismo y la izquierda trotskista contemplan estupefactos un espectáculo que les resulta incomprensible. Prueba de lo que sostenemos es un reciente artículo de revisión que examina los últimos informes científicos sobre el impacto de los bloqueadores de la pubertad en los adolescentes «trans»: la densidad mineral ósea es sustancialmente más baja que en sus pares «no trans»20. En otras palabras, miles de chicos y chicas en todo el mundo han sido envenenados con agentes químicos de castración y hormonas sexuales inadecuadas para sus cuerpos. Esas personas tendrán una vida de complicaciones innecesarias por delante, osteoporosis y otras consecuencias indeseables.
No es el único tipo de efectos adversos probables que el bloqueo de la pubertad ocasiona en el cuerpo. La Alianza Internacional Contra el Borrado de las Mujeres confeccionó una infografía, en base a datos de Lesbians United, que ofrece un panorama más amplio y, por lo tanto, más aterrador:

Así, la ideología de género («teoría queer», transactivismo o transgenerismo, para el caso da igual) ha convertido a niños y adolescentes sanos en pacientes crónicos. Se trata de un gigantesco experimento médico que presenta rasgos comparables con el programa eugenésico del nazismo21 y la delirante teoría soviética de Lysenko.
El sexo se define por su función en la reproducción de la especie. No por lo que siente o padece un individuo. Mucho menos por la apariencia de los rasgos anatómicos. Los individuos de la especie humana que producen gametos pequeños y movedizos (espermatozoides) cumplen, eventualmente, la función reproductiva de fecundar, son los machos de la especie y los llamamos «hombres». Los individuos de la especie humana que producen gametos grandes e inmóviles (óvulos) cumplen, eventualmente, la función reproductiva de gestar, son las hembras de la especie y las llamamos «mujeres». Lo que es binario es la especie, no los individuos (que son machos o hembras). Por eso José Errasti pregunta, irónica y rigurosamente, «¿Darwin era tránsfobo?». Por eso afirmamos que medidas políticas como el DNI «no binario» (creado por el peronismo), la «Ley de identidad de género» (impulsada y aprobada por el peronismo) o el cómputo de autopercepciones en el Censo Nacional 2022 (gestionado por el peronismo) son absurdas e irresponsables. Y por eso los socialistas deberíamos asumir las verdades científicas de la biología si no queremos continuar aislados de millones de trabajadores sensatos.
La biología no es un «discurso de odio».
La ideología de género, en cambio, es una práctica de odio: contra las mujeres, contra los niños, contra la ciencia y contra la razón.
NOTAS:
1 Michael D. Gordin, «Lysenkoísmo», artículo publicado en Enciclopedia de Historia de la Ciencia (febrero 2022), Universidad de Carnegie Mellon, consultada el 24 de enero de 2025.
2 Véase la nota 10.
3 Luis Aragón, «Acerca de la libre discusión de las ideas», en AA.VV., El «caso Lysenko», trad. Angels Martínez Castells y Nuria Vidal, Barcelona, Anagrama, 1974, pp. 111-2.
4 Richard Lewontin y Richard Levins, El biólogo dialéctico, trad. Mónica Contreras, Buenos Aires, RyR, 2015, p. 325. Los autores sostienen que el dogmatismo, el autoritarismo y los abusos de poder no bastan para explicar el desarrollo de un movimiento con amplio apoyo conocido como «Lysenkoísmo». Destacan siete factores y los despliegan en detalle a partir de la p. 290: 1) las condiciones materiales de la producción agrícola en la Unión Soviética; 2) el problema de la experimentación agrícola bajo esas condiciones; 3) el estado de la teoría y la práctica genética en 1930; 4) las implicancias ideológicas y sociales trazadas por el mendelismo, incluyendo el movimiento eugenésico; 5) la respuesta de los campesinos al programa de colectivización que comenzó en 1929; 6) los orígenes de clase de los agrónomos y científicos académicos en la década posterior a la Revolucíon y el intenso movimiento cultural revolucionario en pos de popularizar la comprensión y actividad científica; 7) la xenofobia creciente en la década de 1930.
5 Dalia Ventura, «La trágica historia de Nikolái Vavílov, el botánico soviético que quiso alimentar al mundo y murió de inanición», nota publicada en BBC NEWS el 24 de febrero de 2019.
6 «Las principales ideas teóricas que subyacían eran las siguientes: (1) la herencia de rasgos adquiridos (es decir, elemento fundamental del neolamarckismo) con nuevas propiedades biológicas derivadas de la exposición directa al medio ambiente y heredadas por cambios en el metabolismo; (2) negación del papel de los cromosomas y el ADN en la herencia [una creencia que Lysenko mantuvo hasta el final de su vida, es decir, hasta mediados de la década de 1970; (3) negación de la competencia intraespecífica; (4) las transformaciones mutuas de diferentes especies (en escalas de tiempo ontogenéticas) impulsadas por el medio ambiente, por ejemplo, la capacidad del trigo para producir granos de centeno o la capacidad de una curruca para dar a luz a un cuco después de comer orugas peludas; (5) negación de la teoría celular y apoyo a la idea de la generación espontánea de células a partir de la «materia no celular»; (6) apoyo a la «teoría» de la transformación de los virus en microorganismos a través de la «etapa de los cristales»; y (7) la negación de la aplicabilidad de la química, la física y las matemáticas a la solución de cualquier problema biológico (por ejemplo, la relevancia de la estadística matemática para la verificación de las leyes de Mendel). […] A pesar del evidente absurdo científico de estas ideas, el lysenkoísmo en la URSS se hizo posible y, además, dominante gracias al activo apoyo estatal.» Vasili V. Ptushenko, «El retroceso contra la interferencia estatal en la ciencia: cómo el lysenkoísmo trató de suprimir la genética y cómo finalmente fue derrotado», artículo publicado en Genetics el 5 de noviembre de 2021.
7 Yonat Shimron, «La Fundación para la Libertad de la Religión disuelve la junta honoraria en una disputa sobre cuestiones trans», nota publicada en Religion News el 6 de enero de 2025.
8 Alison Flood, «Richard Dawkins pierde el título de “humanista del año” por comentarios acerca de las personas trans», nota publicada The Guardian el 20 de abril de 2021.
9 Jerry Coyne, «Un tercero abandona el redil: Richard Dawkins renuncia a la Fundación para la Libertad de la Religión», nota publicada en el blog Why Evolution is True el 29 de diciembre de 2024.
10 Es notable cómo el propio Pinker no supo, no quiso o no pudo echar mano de sus propias lúcidas reflexiones en dicho manifiesto: «La gente puede creer en la evolución sin comprenderla, y viceversa. […] Profesar una creencia en la evolución no es un don de la cultura científica, sino una afirmación de lealtad a una subcultura laica liberal frente a una subcultura religiosa conservadora. […] ciertas creencias se convierten en símbolos de lealtad cultural. Las personas afirman o niegan estas creencias para expresar no lo que saben, sino quiénes “son”. Todos nos identificamos con tribus o subculturas particulares, cada una de las cuales abraza un credo con respecto a lo que se necesita para llevar una vida digna y cómo debería hacer las cosas cada sociedad». Todo lo cual no es un simple efecto de la irracionalidad: «la tendencia de la gente a tratar sus creencias como juramentos de fidelidad más que como valoraciones desinteresadas es, en cierto sentido, racional. […] Expresar la opinión equivocada sobre un asunto político puede convertirte en el mejor de los casos en un bicho raro, en alguien que “no se entera”, y, en el peor de los casos, en un traidor». Steven Pinker, En defensa de la Ilustración (Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso), trad. Pablo Hermida Lazcano, Buenos Aires, Paidós, 2018,pp. 435-7. Toda esta cita es aplicable al sostenimiento (no sólo) en la URSS de la teoría de Lysenko.
11 Jerry Coyne, «Otro abandona el redil: Steve Pinker renuncia a la Fundación para la Libertad de Religión», nota publicada en el blog Why Evolution is True el 29 de diciembre de 2024.
12 Al respecto se puede escuchar la charla que nos dio José Errasti y la que nos dio Laura Lecuona.
13 Flor de la V, «Ser mujer», nota publicada en Página/12 el 15 de noviembre de 2021. En la reciente entrega de los premios Globos de Oro, Karla Sofía Gascón (antes Carlos Gascón) ofreció un discurso en el que, además de reivindicar el dualismo medieval entre el cuerpo y el alma, pronunció la fórmula de la divinización del yo por antonomasia: «Yo soy quien soy», como le dijo Dios en forma de zarza ardiente a Moisés, confirma la creencia en una identidad primigenia independiente del cuerpo biológico y de la sociedad que, meramente, le habría «asignado» una identidad al nacer. Para la ideología de género, la identidad sentida se ubica más allá de las contingencias biológicas y sociales, como la instancia metafísica e incomprobable que se postula.
14 Criticamos el culturalismo izquierdista en «Milei y punk (Y la cultura no es política)». También en la charla «Poesía y política: la exageración, consuelo de los desesperados», que puede verse y escucharse en YouTube.
15 Luis Paz, «Canticuénticos: “Nos conmovió el acompañamiento de tanta gente”», nota publicada en Página/12 el 13 de enero de 2025.
16 Véase, por ejemplo, el tríptico Peor que el terraplanismo: parte 1, «Yo nena, yo princesa»; parte 2, «Una ley contra la racionalidad»; parte 3, «La deriva queer del trotskismo».
17 Claudia Peiró, «“Sexo asignado al nacer”, “micromachismos”, “proyecto vulva”: algunos de los contenidos de ESI que van a revisión», nota publicada en Infobae el 10 de enero de 2025.
18 Fernando Savater, «Otras inquisiciones», nota publicada en The Objetive el 16 de enero de 2025.
19 «Discurso del Presidente de la Nación, Javier Milei, desde el Foro de Davos, Suiza», Casa Rosada, 23 de enero de 2025. Mientras corregíamos este artículo, el sindicato docente Ademys (CABA), conducido por el Frente de Izquierda, publicó una convocatoria para organizar el 8M cuyo primer párrafo dice así: «Asumió nuevamente la presidencia de EEUU Donald Trump bajo discursos de odio que tienen como blanco de ataque a la comunidad LGBTIQ+ y especialmente a las personas trans. Firmó una serie de órdenes ejecutivas, una de las medidas más alarmantes es la titulada “Defender a las mujeres del extremismo de la ideología de género y restaurar la verdad biológica en el gobierno federal”, la cual establece que “los sexos no son cambiables, y se basan en la realidad fundamental e incontrovertible”. Esta retórica no solo niega la existencia de las personas trans, sino que además sienta las bases para un desmantelamiento sistemático de los derechos conquistados en las últimas décadas.» Las citas que Ademys considera representativas de las medidas más alarmantes no niegan la existencia de las personas trans, sino la existencia de más de dos sexos y la posibilidad de cambiar de sexo: en la especie humana no hay más de dos sexos (uno fecunda, el otro gesta) y es imposible cambiar de sexo (todas las células del cuerpo, que son decenas de billones, llevan información del cuerpo sexuado en el instante de la concepción). Ver nota 16.
20 AA.VV., «Impacto del análogo de la hormona liberadora de gonadotropina y la terapia hormonal de afirmación de género en la densidad mineral ósea en adolescentes transgénero», artículo publicado en Akademicka Plataforma Czasopism el 7 de enero de 2025.
21 Este es ángulo que adopta la crítica de Shelila Jeffreys en Gender Hurts (El género daña. Un análisis feminista de las políticas del transgenerismo), trad. Ana Prats y María Rey (Ananda Castaño), Sevilla, Labrys, 2023, pp. 183-209.
Excelente nota !!
Ojalá se derrumbe semejante daño que están causando , Experimento consensuado y avalado con cancelación de quién piensa o intenta opinar desde la razón
Te agradecemos, Laura, la atenta lectura y el generoso comentario. Ojalá podamos continuar el intercambio en alguna actividad. Saludos!
¿GÉNERO O SEXO? LA BATALLA CULTURAL EN LA UNIVERSIDAD
Si no pensamos en las palabras que usamos, los aparatos ideológicos que nos imponen esas palabras terminan pensando por nosotros. Y entonces ya no somos sujetos activos, autónomos, sino pasivos, heterónomos, meros objetos de manipulación.
Leía ayer que el 19 de mayo de 2004 la Real Academia Española publicó que la expresión “violencia de género” es una expresión propia del idioma inglés, no del castellano. Y agregaba: “las palabras tienen ‘género’ (y no sexo), mientras que los seres vivos tienen sexo (y no género). En español no hay tradición de uso de la palabra ‘género’ como sinónimo de la palabra ‘sexo'”.
Para cualquier persona que tenga más de 30 años, lo que dijo la RAE es una obviedad. O ERA una obviedad. Quienes de jóvenes militábamos en el socialismo o en el nacionalismo revolucionario, teníamos en claro que la asunción de reivindicaciones feministas significaba luchar por la igualdad (de dignidad) de los SEXOS, no por la igualdad (ontológica) de los “géneros”. Sin embargo, la PENETRACIÓN CULTURAL IMPERIALISTA resultó mucho más poderosa que la solemne rigidez de la RAE. De a poco, casi sin que lo advirtiéramos, terminamos todos hablando de “género”, entendiéndolo primero como sinónimo de sexo, y luego atribuyéndole un significado diferente que, en su realización, hacía desaparecer el sexo como realidad biológica de la especie humana.
En nombre del socialismo, de la propia identidad cultural, y también en nombre de la ciencia, hay que librar la batalla contra la infiltración cultural anglosajona disfrazada de “progresista”. La Universidad es el campo de batalla privilegiado. Nuestra lucha no debe limitarse al presupuesto y los salarios.
@gcangiano
Buenas
Es posible saber quién fue el autor o la autora de la nota?
Gracias
Hola, Laura. Te agradecemos la lectura y el comentario. Esta nota fue redactada por Mariano Repossi. No obstante, queremos acentuar el carácter colectivo del proceso por el cual se llega a cada nota como resultado parcial de charlas, debates, correcciones, cambios de hipótesis, etc. De hecho, tanto el vínculo con el caso Lysenko como el estímulo suscitado por el escándalo en la FFRF no hubieran sido concebibles sin el grupo de estudios sobre la conciencia y sin los ciclos feministas de lectura y debate (que están subidos a nuestro canal de YouTube) que llevamos a cabo. De esta manera, la articulación entre feminismo y ciencia, por ejemplo, que esta nota presenta no es más (ni menos) que una tarea entre muchas otras. Podés escribirnos a vidaysocialismo@gmail.com, o bien mensajearnos por Whatsapp al 11 5757 6601, y continuar este diálogo. Saludos!