GRACIAS, CHIQUI, POR LA SINCERIDAD

El Chiqui Tapia expuso en un reportaje mucho de lo que es necesario saber sobre el fútbol argentino. Inventó datos, no fue repreguntado y le echó la culpa a todo el mundo menos a él, que es el presidente de la AFA. Lo mismo de siempre para un dirigente deportivo. Pero en su indetenible verborragia, producto de algunas críticas que indudablemente le llegan, no pudo dejar de explicar algunas cosas que siempre son negadas.

Se refirió al engendro de las dos divisiones mayores del fútbol profesional, que suman 68 equipos entre ambas. Lo hizo, fundamentalmente, justificando los logros de la Liga Profesional de Fútbol (LPF). La LPF es un órgano interno de la AFA (un organismo privado), al que le cede la organización de sus torneos de Primera División. Su tarea primordial, como prueba su sitio web, consiste en buscar sponsors. Se trata de una torsión del modo organizativo que se ha impuesto a medida que el negocio lo fue exigiendo: una asociación que mantiene la representación ante la FIFA y otra, con mayor libertad financiera y comercial, que gestiona los negocios.

En España están, por un lado, la Real Federación Española de Fútbol (entidad privada de utilidad pública, presidida por Rafael Louzán) y, por otro, la Liga Nacional de Fútbol Profesional (La Liga, presidida por Javier Tebas). En Argentina, en cambio, ambos tipos de institución tienen como presidente al Chiqui Tapia. ¿Qué ventaja organizativa tiene esto? Ninguna. Pero abre muchas posibilidades para los negocios de la burocracia deportiva, ya que las restricciones a las que están sometidos los integrantes de uno y otro organismo no son las mismas. Una vez edificada esta estructura, la burocracia deportiva deja y promueve que el reformismo se desgañite en la lucha contra las SAD (algo que ellos, la misma burocracia, se han encargado de impedir, pues su negocio se descalabraría).1

Pero podemos preguntarnos: los clubes, como asociaciones civiles, ¿no cumplen una función social? Primero hay que aclarar cuáles clubes, porque hay muchos.

El fútbol federado en el país está compuesto por 233 ligas, en las que participan unos 400.000 jugadores de más de 3.500 clubes afiliados indirectamente a la AFA. Pero la realidad es que al fútbol federado lo manejan, de manera diferenciada, muy pocos clubes. Y cuando se habla de inversores privados y sociedades anónimas se trata del estricto interés por aquellos que generan negocios.

En el caso de los otros, de los clubes pequeños, hace décadas que ningún capitalista se inclina por comprar o gestionar un club (de perspectiva neblinosa y difuso mercado), sino algunas de sus funciones de manera especializada: salones de fiesta, piletas, gimnasios, canchitas de futbol, bingos, confiterías y bodegones. Todo lo que se hacía en un club, pero separado en negocios específicos y, por eso, más rentables. Ningún inversor querría comprar un club de pueblo o de barrio. En el mejor de los casos, le comprarán el terreno para hacer un supermercado como sucedió, hace pocos años, con Morón y su cancha lindera a la estación.

Pero volvamos a la AFA, porque su Estatuto establece que en su máximo organismo, la Asamblea, se ejercite el voto censitario. Hay un delegado, es decir un voto, por cada uno de los 30 clubes de la LPF. Así:

  • los clubes de la Primera B Nacional, 36 equipos, tienen 6 delegados titulares;
  • los clubes de la Primera B Metropolitana, 21 equipos con 5 delegados titulares;
  • los clubes de la Primera C, 27equipos con 3 delegados;
  • los clubes del Torneo Federal A, 38 equipos con 2 delegados titulares;
  • las Jurisdicciones Deportivas de Ligas (el resto de los cientos y cientos de clubes del interior), 5 delegados;
  • el Fútbol Femenino, TODO el fútbol femenino, 66 equipos sólo en las categorías A, B y C: 1 delegado;
  • el Futsal y Fútbol Playa: 1 delegado;
  • los ex Árbitros, ex Entrenadores y ex Jugadores: 1 delegado.

Se puede contabilizar que, de los 3.500 clubes y sus distintas expresiones, sólo deciden con quórum propio los de Primera. ¿Por qué? Porque es un negocio con formato jurídico de asociación civil y esos son los clubes que mueven la tarasca. Se trata de una democracia parecida a la de los regímenes coloniales en su etapa final: como si se nos permitiera elegir consejeros escolares pero no presidente del país.

Esta es la (falta de) democracia que se defiende con la campaña contra las SAD.

Una pulpería contra Mercado Libre

En segundo lugar, está el mito de la función social de los clubes, que son los clubes a los que nos referimos cuando hablamos del fútbol profesional. Esta función social queda claramente delimitada cuando se compara el presupuesto del fútbol profesional con el destinado a las actividades amateurs e infantiles.

Los clubes viven para el fútbol. Y el fútbol es un gran negocio. Un club de gran inserción en su barrio, como Huracán, expone en su Balance 2022 que el fútbol absorbe la mayor parte de sus esfuerzos. Todo lo que está en tonos de verde se encuentra casi exclusivamente dedicado al fútbol profesional, lo que está en tonos naranja es difícil discriminar:

Tomando otro punto de comparación actual, los clubes suelen tener especialistas en las áreas gerenciales y de marketing, pero rara vez tienen trabajadores sociales. Y cuando los tienen, su relación contractual está lejos de los jugadores (con los que luego tienen largos juicios y grandes erogaciones por eso). Los mantienen precarizados, con contratos y honorarios miserables. Y aun así les reclaman que no se ocupen de los niños y los jóvenes de las divisiones inferiores con mayores problemas y más necesidades, sino de aquellos que se proyectan o se perciben como probables jugadores profesionales y factibles de ser vendidos para darle ingresos al club.

En resumen, como pretendemos reavivar la discusión acerca de si una asociación civil es parte del negocio y un negocio en sí mismo o, como piensan el progresismo y la izquierda, es lo otro del mercantilismo, debemos tener en cuenta lo que expresa el presidente de la AFA. El Chiqui Tapia fue elegido por los presidentes de las principales asociaciones civiles que practican fútbol profesional, presidentes que a su vez han sido elegidos por los socios. En diálogo con Pedro Rosemblat, el Chiqui reflexionó:

Descenso hay, este año hay descensos. Cuando hubo torneos de más de 20 equipos hubo tres veces, en el 77 al 86 hubo Metropolitano y Nacional. Salimos campeones en el 78 y en el 86 con torneos de más de 20 equipos. A veces pregunto. «¿Por qué querés 20 equipos?» Algunos te dicen porque en Europa se juega con 20 equipos. Pero los europeos vienen a comprar los jugadores acá, los vendemos nosotros.2

Aunque parezca un detalle, la pavada inicial distrae un poco. Lo que hubo en esos años (del 77 al 86) era un torneo que integraba a los clubes del interior (como ahora la Copa Argentina), pero con otro formato. La diferencia, que un periodista debería conocer y repreguntar, es que el estatuto de la AFA nunca les otorgó voto a esos clubes, ni en aquella época ni ahora. En cambio, sí les otorga un voto a cada uno de los clubes que se encuentran en Primera. De manera que los votos decisivos para elegir al presidente de la AFA siguen siendo los de los clubes de Primera que, al elevarse a 30, disuelven el poder de los tradicionales clubes más grandes y más estables en el remolino de los recién llegados.

El torneo de 30 equipos no hace ganar mundiales. Es un toma y daca de la presidencia de la AFA con los clubes pequeños y del interior. ¿Esto favorece a los clubes del interior? En absoluto. Favorece a algunos empresarios con negocios en el interior. Porque no hay ningún crecimiento genuino de esos clubes. Lo que hay son negocios para los amigos. Eso explica cómo plazas demográfica y económicamente menores se vuelven, de golpe, centros neurálgicos del fútbol argentino (como Santiago del Estero): por obra y gracia del operador de Tapia en el interior, Pablo Toviggino.

Toviggino y Tapia comparten una característica que distinguía a Grondona (y a Segura, que lo sucedió) y que es la capacidad de conquistar la dirección de la AFA desde clubes intermedios o menores:Independiente (pero también Arsenal) para Don Julio; Argentinos Juniors para Segura; Barracas Central para Tapia; Toviggino llega desde Comercio Central Unidos de Santiago del Estero. ¿Cómo es posible? Porque el Estatuto en vigor es un engendro diseñado por López Rega y el peronismo, apenas maquillado con las últimas reformas de la AFA.

Estos mecanismos, que se justifican en los clubes chicos pero únicamente benefician a los clubes de envergadura y los medianos, son la base del funcionamiento del fútbol profesional en el país. Y sirven para mantener a la burocracia deportiva encaramada en un negocio en el que no se arriesga nada propio (los clubes son de los socios) y en cambio se gana mucho. Por eso se arman estos desquiciados torneos. Y se justifican en falsedades que los periodistas (de un canal que, con irónica precisión, se llama Gelatina) no podrían cuestionar. Dice el Chiqui:

¿De cuántos se juega el Mundial de Clubes este? ¿Como el Mundial anterior? No, se juega con más equipos. ¿La Champions con cuántos equipos se juega? ¿El Mundial próximo?

Un periodista deportivo podría haberle señalado que esos aumentos se dan en torneos internacionales. Torneos de rápida eliminación en los que, transcurrida la mitad del torneo, queda afuera el 50% de los equipos.

Además, los torneos nacionales no pueden sostenerse en la misma perspectiva porque, si así fuera, los planteles se quedarían sin torneo (y los clubes, sin ingresos) durante la mitad del año. La Champions tiene 6 meses de clasificación y 3 meses entre octavos y la final. El Mundial durará 40 días, pero a mitad de competición quedará sólo el 30% de los equipos. En compensación los torneos nacionales ceden a una fuerte tendencia opuesta de menos equipos que se enfrentan entre todos ellos a lo largo del año. Con menos equipos, más clasificados a torneos internacionales y descensos que nunca son menos de dos (y, a veces, tres), el torneo mantiene interés hasta el final.

Lo doméstico complementa y sostiene lo internacional. Por eso ninguna liga relevante posee más de 20 equipos, salvo la Major League Soccer de Canadá y EE.UU (30 equipos sin ascensos ni descensos, con un solo torneo anual en dos zonas y playoffs) y la de la AFA. En cambio, varias de las más importantes tienen menos de 20. Las ligas de Brasil, Inglaterra, Colombia, España, Italia tienen 20 equipos en disputa. Alemania, Francia, Bélgica, Portugal, Países Bajos, México, Arabia Saudita tienen 18. Rusia, China, Uruguay y Chile llegan a 16. Austria, Croacia, Escocia y Paraguay ascienden a un docena. E India, uno de los dos países más poblados del mundo, presenta 13 equipos. Casi todos con 2 o 3 descensos anuales. Y casi en su totalidad enfrentan a todos los equipos contra todos, en dos rondas. Con descensos, ascensos y clasificaciones a torneos internacionales sostenidos en el tiempo.

Sin embargo, el Chiqui Tapia explica este dislate por tres razones que se oponen entre sí. En primer lugar, porque eso nos hace más competitivos:

¿La competitividad? Central Córdoba le ganó al Flamengo, la primera vez en la historia que pierde en el Maracaná Copa Libertadores. Y no dirigió un árbitro argentino, ¿eh?, porque cuando ganan esos equipos acá dicen «porque lo dirigió Carlitos Balá». No, dejémonos de joder con la competitividad, con desprestigiar a todos como lo hacen […] Priorizamos eso, volver a recuperar lo que algunos mal decían que los brasileros nos ganaban en todo, que nos pasaban por encima.

En segundo término, porque se lo piden los clubes (los presidentes de los clubes, elegidos por los socios):

Cuando tomamos la decisión es porque nos plantean esto los dirigentes del fútbol argentino, yo no tomo solo la decisión. […] A veces hablan y se callan lo que les conviene. Si van a hablar que hablen todos y no me echen la culpa a mí. No los puse yo a los 30 equipos. ¿Desde el 2017 hay 30 equipos? No. Que podamos nosotros sí, pero yo me hago cargo, el año pasado se suspendieron los descensos si. Pero por voluntad y porque me vinieron a plantear los clubes y nosotros lo creímos conveniente.

Y, en último lugar, porque es mejor para las características del negocio:

Nosotros somos formadores, si tenés 30 equipos en Primera, tenés 10 equipos más. ¿Cuántos jugadores tenés por plantel? 20 o 21. Y 9 chicos. Más o menos, 30 jugadores por plantel. Son 300 jugadores más que ponés en vidriera de la liga local. […] Quizás fallamos nosotros en no explicarlo, en no decir esto. Desde el punto de vista nuestro, comercialmente y deportivamente, entendemos esto.

La brutalidad no excluye la sinceridad. Tapia concibe al negocio deportivo como un almacén de barrio en plena época del comercio electrónico. Cree que los jugadores tienen que estar «a la vista» para ser vendidos al exterior. Desconoce que muchos han sido vendidos al exterior desde el ascenso o desde las inferiores. Y no nos referimos únicamente a jugadores poco conocidos: Lucas Ocampos y el campeón mundial Paulo Dybala jugaron en 2012 en el Nacional B, con River e Instituto, y luego se fueron al fútbol europeo.

Por otro lado, como muestra el mapa del informe anual de la FIFA, prácticamente no hay país que quede afuera del radar de los «ojeadores», scoutings o como se los quiera llamar. Lo que los clubes compradores buscan no es que sean visibles, sino que sean profesionales y que jueguen un torneo competitivo.

De lo que se trata, como bien señala el Chiqui, es de la relación entre ciertos términos: vender, comprar, vidriera y comercio. En 4 palabras, el presidente de la AFA explicó la razón de ser y los principios ordenadores del fútbol profesional en Argentina. Algo que sucede, en menor escala, desde mediados de la década de 1910, cuando la asociación se fracturó por un problema con… la guita de las entradas de un torneo sudamericano.

Malabares en un semáforo contra Netflix

Es probable que esta nota no le interese ni a los amantes del fútbol ni a los indiferentes del fútbol. Sin embargo, consideramos necesario continuar escribiendo este tipo de notas. Para aquellos a quienes no les interesa el fútbol, porque tal vez puedan percibir, con el desapasionamiento que otorga la distancia, en el funcionamiento de esta actividad un eco de alguna otra en la que siente la misma pasión que otros sienten por el fútbol.

Y para aquellos a quienes sí les apasiona el fútbol, porque intentamos desarrollar, con datos y argumentos, la idea tan necesaria en este momento de que las pasiones que nuestra biografía ha conquistado funcionan dentro del capitalismo, se atienen a sus reglas y únicamente las podemos disfrutar pagando lo que corresponde.

Además, para ambos grupos, apasionados y desapasionados por el fútbol, pretendemos que este desarrollo exponga en los hechos el encadenamiento causal por el que toda pasión humana –sea el fútbol u otro deporte, sea el arte, la cultura, la comida o las películas– se encuentra crecientemente amenazada.

Se trata de un combate, en términos más generales, contra la extendida concepción liberal del mundo. Concepción que no es exclusiva de los neoliberales o de los libertarios, sino de todas las corrientes burguesas. E, incluso, ha hecho mella en la izquierda. En un próximo artículo desarrollaremos algunos planteos teóricos con el fin de justificar que existe «un mundo no capitalista de resistencia a la acumulación burguesa» dentro del sistema. Un mundo con posibilidades de crecer y obtener algunos éxitos en su resistencia.

Contrariamente, tratamos de exponer en cada ocasión que el capitalismo se desentiende del contenido de las pasiones y simplemente se dispone a utilizarlas, incorporarlas y transformarlas en medios mercantiles para la ampliación del capital. No necesita capacidades ideológicas y propagandísticas específicas para vender y realizar plusvalor. No hay engaño ni estafa. Al sistema capitalista le alcanza con dos cosas: a) que el conjunto de la vida se desarrolle con hegemonía de la compra y venta de mercancías y b) que los objetos de la pasión puedan ofrecerse a un costo unitario menor mediante inversiones y tecnología.

El romántico liberalismo individualista sobreestima la acción individual descoordinada, es decir, se sobreestima a sí mismo. Supone que hay ligas, clubes, hinchadas, grupos de amigos, personalidades… que pueden resistir de manera parcial. No ven la mayor parte de los hechos. Y la verdad es que el sistema es tan potente que vamos a finalizar esta nota con dos ejemplos de nuestro fútbol doméstico, tan apasionado como mercantil.

Boca Juniors ha logrado algo que envidiarían los capitalistas más tumultuosamente predadores: vender una espera. El llamado «socio adherente» paga para que le permitan esperar. Si deja de esperar, pierde todo. Si no espera lo suficiente, pierde todo. Si espera lo necesario, seguirá pagando o se quedará sin nada.

Si eso parece la culminación del espíritu mercantil, varias veces por arriba de las NFT (token no fungibles) que se venden en el mundo desarrollado, este año San Lorenzo convirtió a Black Mirror en una serie costumbrista: inventó la categoría «socio eterno» para que los familiares de un hincha fallecido «puedan» seguir pagando la cuota. De este modo, óbito dispone de… no poder hacer nada porque está muerto.

Decía Borges que la literatura irlandesa (con respecto a la inglesa), judía (con respecto a la tradición judeocristiana) y sudamericana (con respecto a la española) tenían la potencia de la tradición sumada al irrespeto de la marginalidad. A veces el capitalismo argentino se torna borgeano.

NOTAS:

1Al respecto hemos publicado: a) «SAD, la amenaza fantasma», b) «Corporaciones deportivas», c) «El Topo Gigio y la rabona», d) «La segmentación programática del PTS», e) «La colecta diabólica de Santi Maratea», f) «Violencia y fútbol en Argentina».

2Copiamos la transcripción publicada por Olé, bajo el título «Chiqui Tapia: la defensa del torneo de 30 equipos y el deseo de tener a Messi en el Mundial de 2026», el 14 de abril de 2025.

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