sencillito #16: La Colecta Diabólica de Santi Maratea

Cada vez que hemos expresado nuestra opinión de que los clubes, como asociaciones civiles, son otra forma de gestión burguesa; que son entidades privadas que compiten con otras unidades económicas privadas; que se encuentran entrelazados en sus objetivos e intereses con todo tipo de empresas, persiguiendo un mismo fin, que es la acumulación, o facilitándolo; cada vez que hemos dicho esto, se nos ha respondido lo mismo:

Que los clubes, a pesar de sus administraciones actuales, son entidades democráticas; que los socios son sus dueños; que son una escuela de participación y de educación democrática y comunitaria; que son un espacio distinto de las empresas y las sociedades anónimas, cuyo único interés es el lucro.

Cada vez que hemos expresado nuestra opinión de que los clubes de fútbol profesional no sólo están en manos de burgueses y burócratas, sino que expresan lo peor del funcionamiento del capitalismo (el funcionamiento mafioso, la economía negra y la supresión de la disidencia por la vía de la violencia); cada vez que hemos dicho esto, se nos ha respondido lo mismo:

Que los clubes no tienen como objetivo la acumulación, que los clubes cumplen una función social.

Cada vez que hemos expresado nuestra opinión de que los clubes de fútbol profesional cuentan con ventajas impositivas y favores estatales que les ahorran sumas inmensas y, a cambio –es palpable en sus balances–, destinan al deporte amateur y a las actividades comunitarias sumas insignificantes; cada vez que hemos expresado nuestra opinión de que los clubes que utilizan como ejemplos de administración no son los que reciben las mayores sumas por exenciones y los mayores apoyos estatales; que los clubes que determinan el funcionamiento del fútbol profesional son dirigidos por burgueses de amplia trayectoria empresarial, se nos han respondido lo mismo:

Que ésa es una cuestión coyuntural y que los clubes son recuperables; que pueden ser bien administrados y que es el deseo de todos los socios honestos que los dirigentes defiendan el patrimonio acumulado durante décadas.

Cada vez que hemos expresado nuestra opinión de que a la burguesía le interesa más este formato, en el que realizan la gestión del capital sin riesgo patrimonial, lo que constituye el sueño de todo burgués, que por eso en los clubes están encaramados burgueses astutos, y que esos mismos burgueses son los que –sistemáticamente– han anunciado la llegada de las sociedades anónimas para protegerse a sí mismos; cada vez que hemos expresado nuestra opinión de que nadie políticamente significativo en este país ha promovido realmente las sociedades anónimas deportivas, porque todos están entongados con el negocio del fútbol de los grandes clubes, que por eso no hay proyecto de ley, ni debates en el Congreso, ni nada por el estilo, sino simplemente falsa amenaza de los vende humo pagados por los burgueses de los clubes; cada vez que hemos expresado nuestra opinión de que es poco creíble que gobiernos que han hecho cosas terribles y difíciles de lograr, como el indulto, el endeudamiento, ajustes estructurales o reformas laborales y previsionales, no se hayan atrevido avanzar con una pequeña reforma sobre una asociación civil o sobre el régimen que las regula, se nos han respondido lo mismo:

Que sí existe esa intención, que están asociados en la sombra, que es una conspiración internacional, que vienen por nosotros, que son los yankis…

Pero ahora mostraron la hilacha. Ante la crisis económica e institucional de Independiente, provocada por los dirigentes que los socios han elegido y que usan los clubes-asociaciones-civiles para potenciar sus negocios; ahora que debería demostrarse la validez de nuestra opinión o de la de los supuestos defensores de la democracia, la soberanía de los socios y del patrimonio acumulado en la historia, ahora… apareció Santi Maratea y los dejó en pelotas.

Si escalar en un club, aprovechándose de la imposibilidad que tienen los socios trabajadores de participar y regir sus destinos, porque para eso hace falta tener mucho capital; si escalar en un club, sacando ventajas de su prestigio y visibilidad, favoreciendo amigos y, luego, dejando la cáscara vacía para seguir con sus empresas o sus sindicatos; si eso era lo que los defensores de las asociaciones civiles y la democracia decían combatir…

…si es así –porque así decían que era–, entonces hoy todos debería combatir y hacer abortar la propuesta mucho más infame y antidemocrática de que los simpatizantes de Independiente pongan plata, ya no para poder utilizar el club y tener derecho a votar, sino simplemente para cubrir los desaguisados económicos de los burgueses y burócratas que se fueron. Y permitir, sin control alguno de los aportantes, los desaguisados económicos de los burgueses y burócratas que están llegando.

Una colecta, el aporte solidario, es mucho más antidemocrático que el ya poco democrático canal de participación de los socios con sus cuotas y sus impracticables derechos.

Y sin embargo, esta afrenta a los socios y la democracia, avanza exitosamente. Demostrando que cada vez que expresábamos nuestra opinión nos respondían con pavadas que nadie cree.

Quizás es el momento de iniciar un debate.

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