Sencillito #12: Otro caso de inseguridad: REFORMA PREVISIONAL

Nos quieren vender barato el celular que nos acaban de afanar

La publicidad que el gobierno peronista paga para difundir el acceso a la moratoria previsional dice lo siguiente:

Puede ser una tía, tu mamá o tu papá, una vecina, una compañera de trabajo o un conocido del club. Seguro conocés a alguien que trabajó toda su vida pero no llegó a completar los aportes para jubilarse. Con el nuevo plan de pago de deuda previsional, esas miles y miles de argentinas y argentinos que trabajaron toda su vida podrán jubilarse. Plan de pago de deuda previsional: tu esfuerzo cuenta en cada etapa de tu vida argentina.

Sí, es verdad: son miles y miles de argentinos y argentinas. Incluso se queda muy corta la afirmación, porque se calculan en 735.000 los que podrían acogerse a ella. De manera que, en efecto, resulta muy difícil no encontrarnos con muchos de ellos cotidianamente.

Para jubilarse en Argentina es requisito tener 30 años de aporte, sobre una edad de 60 y 65 años para mujeres y hombres, respectivamente. Como bien dice el spot publicitario, si trabajaron toda la vida tienen sobre el lomo unas cuatro décadas del laburo. De los cuales, esas argentinas y argentinos, no tienen contabilizados con aportes jubilatorios ni siquiera 30. O sea que esta medida del gobierno es un nuevo blanqueo del afano, ya que el ANSES reconoce que, de los 7,2 millones de jubilados, la mitad llegó a jubilarse a través de alguna moratoria, es decir, a través de otro blanqueo del robo.

Quienes somos socialistas pensamos que toda la riqueza es producida la clase trabajadora, de manera que el aporte jubilatorio es una parte de esa riqueza producida por la clase trabajadora que se destina a la reproducción de las propias trabajadoras y trabajadores diferidamente. La jubilación es un salario diferido pagado por la propia clase obrera. Si esos aportes no se realizan (sea porque nos contratan en negro para ahorrarse plata, sea porque las patronales lo descuentan pero se lo quedan), entonces se trata de un robo de la burguesía argentina a la clase trabajadora. En los términos de la legalidad burguesa debería tratarse penalmente, como todo atentado a la propiedad. Pero la propiedad privada que defienden la burguesía y su Estado es la propiedad burguesa, por sobre todas las otras. En el fondo, la clase burguesa es una gran expropiadora y este asunto de la moratoria es apenas una muestra. Si se quiere denunciar un lawfare, una guerra judicial, aquí es donde debemos hacerlo los laburantes.

Esos millones de obreras y obreros que trabajaron toda su vida no le deben nada al Estado burgués y a las cajas jubilatorias: los chorros son los patrones. Sin embargo, así como el problema del narcotráfico es inconcebible sin la corrupción de la policía (y la corrupción de la policía sin el estímulo y luego la complicidad de los políticos burgueses), en este caso sucede lo mismo. La miserable burguesía argentina no podría robarnos sin la complicidad de quienes están a cargo de conducir el Estado.

En los últimos 30 años (durante los cuales se debieron realizar los aportes que ahora pretenden hacernos pagar a los trabajadores), el Ejecutivo Nacional y su Ministerio de Trabajo estuvieron en manos del peronismo, el mismo partido que ahora «solucionaría» el desfalco. El peronismo gobernó el 87% de esos 30 años en la provincia de Buenos Aires, el principal conglomerado de trabajadores del país. Y estuvo el 76% de ese mismo tiempo a cargo del Ejecutivo Nacional. Fue en esos años que se consumó el robo. Ahora resulta que los cómplices del robo pretenden vendernos el celular que nos robaron.

Este es Sencillito no es una denuncia de los robos, desfalcos y tramoyas que realiza la burguesía con los aportes de los trabajadores en el sistema previsional. Eso lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo en otros textos. Lo que intentamos aquí es exponer un cristal de ideología peronista, la expresión más lograda de la ideología burguesa en Argentina. Porque para sostenerse dentro de esa ideología es necesario consentir la perspectiva inversa de la que sostenemos los socialistas: si para nosotros la riqueza la produce el trabajo, para el peronismo la produce la burguesía y la reparten sus representantes, es decir ellos mismos. Por eso el spot publicitario que citamos y que debería espantar y alejar a los trabajadores conscientes de un partido que pretende esquilmar por partida doble a esos millones de argentinas y argentinos (que ahora deberán pagar lo que les robaron y, además, agradecer), no lo hace.

La publicidad nos indica también una estrategia. Porque un spot dirigido a los que ya piensan que la burguesía nos da todo y los trabajadores no somos nada es un spot dirigido a la propia base peronista. No es un spot para ganar votos sino para retenerlos. Algo que parece obvio para un partido cuyas ambiciones como gobierno, en este mes, son que la inflación no supere el 7% y que el FMI le haga otra concesión y le permita rebajar las reservas exigidas por el acuerdo que el mismo peronismo firmó.

Pero también señala la estrategia necesaria para la clase trabajadora cuyo futuro está atado inevitablemente a la ruptura con la organización y la ideología que la hace verse a sí misma como un apéndice inútil y agradecido de la parasitaria burguesía argentina. Una clase social fracasada, representada por la única fuerza política que ha podido enseñar el robo y el sacrificio como ofrenda y como conquista.

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