Huelgas en el ombligo del mundo

LAS TRES GRANDES AUTOMOTRICES EN EE.UU. JAQUEADAS POR SUS OBREROS

El gigante se mueve

Desde el viernes 15 de septiembre, plantas de las 3 grandes automotrices en EE.UU. han comenzado una huelga. Como toda huelga, como todo enfrentamiento entre el capital y el trabajo, se trata de un acontecimiento importante para los trabajadores socialistas. Mucho más si el enfrentamiento se da entre contingentes numerosos de trabajadores frente a algunas de las empresas más poderosas del mundo. Aumenta su importancia si esta huelga se encuentra enmarcada en una serie de otras que han concluido que se llame a estos meses el «Verano caliente».

Y para nosotros, trabajadores argentinos, reviste una importancia mayor, ya que los objetivos, los planteos, los métodos y los peligros de este conflicto nos permiten, por comparación, sacar algunas conclusiones sobre las tareas que tenemos por delante y también sobre el particular tipo de enemigos que enfrentamos en este país.

Así describe el conflicto el portal de noticias financieras Bloomberg:

El sindicato UW inició una huelga sin precedentes en las 3 antiguas fábricas de automóviles de Detroit, dando inicio a un enfrentamiento potencialmente costoso y prolongado en torno a los salarios y la seguridad del empleo. []Los trabajadores abandonaron su tarea en una planta de Ford Motors en Michigan, que produce los todoterreno Bronco; una planta de General Motors en Missouri, que ensambla las camionetas Chevrolet Colorado; y una planta Stellantis en Ohio, que produce los todoterreno Jeep Wrangler. El sindicato y los fabricantes de automóviles siguen muy distanciados tras semanas de negociaciones.

La estrategia de los huelguistas está diseñada para reducir metódicamente la producción de vehículos rentables y, al mismo tiempo, minimizar el impacto en el fondo de huelga del UAW. El sindicato dijo que añadirá otros puntos de huelga en función del avance de las negociaciones. «Esta noche, por primera vez en nuestra historia, haremos huelga en las 3 grandes a la vez», declaró el jueves el presidente de la UAW, Shaun Fain. «Esta estrategia mantendrá en vilo las empresas. Dará a nuestros negociadores nacionales la máxima influencia y flexibilidad en la negociación. Y si tenemos que hacerlo todo, lo haremos. Todo está sobre la mesa».

Las acciones de General Motors y Ford bajaban más de un 2% antes del inicio de la sesión ordinaria del viernes en Nueva York; las acciones de Stellantis subían un 0,5% a las 10:30 hs. de la mañana en París. El ataque inusualmente amplio de la UAW se produce en medio de un resurgimiento del activismo laboral en EE.UU. Envalentonados por la rigidez de los mercados laborales, sacudido por la inflación y los riesgos asumidos durante la pandemia, los trabajadores sindicados han obtenido una serie de victorias a lo largo del pasado año en algunas de las empresas más importantes de EE.UU., como los grandes ferrocarriles y United Parcel Service.

Los fabricantes de automóviles se apresuraron a condenar la huelga. [] Ford dijo que el sindicato había hecho «pocos movimientos» en las demandas iniciales, que la compañía advirtió que daría un impulso adicional a los rivales no sindicalizados de Tesla y Toyota Motors. El primer paro cerrará las fábricas que producen modelos populares, pero dejará a salvo las que fabrican productos rentables como las camionetas Ford F 150, Chevy Silverado y RAM. Esto deja al sindicato con la opción de tomar medidas de mayor impacto si la huelga continúa.

El sindicato dijo que 12.700 trabajadores de 3 plantas formarán parte de la acción inicial. Los miembros de la UAW recibirán 500 dólares semanales del sindicato como paga durante la huelga.

Los efectos de la huelga podrían extenderse a toda la economía, ya que se espera que los proveedores de piezas se vean afectados por la paralización de la producción en las 3 plantas y posiblemente en otras. «Hoy los pequeños y medianos fabricantes de todo el país sentirán el impacto de este cierre tanto si están sindicalizados como si no», declaró la Asociación Nacional de Fabricantes en un comunicado. «Las familias estadounidenses ya están sintiendo las presiones económicas causadas por una inflación casi récord, y esto sólo infligirá más dolor».

Nuevo liderazgo: Shaun Fein, el nuevo líder reformista de la UAW, está haciendo una apuesta de alto riesgo para recuperar los beneficios perdidos durante la crisis financiera de hace más de una década. El sindicato cuenta que unos 150 mil afiliados en los 3 fabricantes de automóviles, y están ansiosos por participar en los crecientes beneficios empresariales, ya que los precios de los automóviles han aumentado en los 4 años transcurridos desde la firma el último contrato. La lista inicial de demandas de la UAW supondría un coste de 80 mil millones de dólares en 4 años para cada una de las empresas. [] Shaun Fain, que esta primavera se convirtió en el primer presidente de la UAW elegido directamente, está intentando restablecer la confianza después de que una investigación federal sobre corrupción llevará a prisión a dos antiguos dirigentes de la UAW. Forma parte de un nuevo grupo reformistas laborales de izquierda que consideran a la vieja guardia anticuada e ineficaz.

Shaun Fain ha adoptado un tono más beligerante hacia los fabricantes de automóviles que sus predecesores, al tiempo que ha hecho más transparente las negociaciones mediante actualizaciones periódicas en Facebook Live, a veces tirando a la basura copias de las propuestas de negociación de las empresas. [] Una huelga de 40 días contra General Motors en 2019, la más larga desde la década de 1970, costó a la compañía alrededor de 3.600 millones en ganancias, antes de intereses impuestos. Según RBC Capital Markets, la huelga ha perjudicado a los ingresos de toda la cadena de suministro automotriz. La UAW dijo el jueves que tiene alrededor de 825 millones de dólares en su fondo de huelga.i

Envidiablemente, el portal financiero informa muy bien a los inversores. No desmerece la potencia de la huelga, señala que el comienzo limitado a 3 plantas puede consistir en una estrategia de endurecimiento progresivo, no escatima los efectos que puede tener en otros sectores encadenados de la economía, tampoco oculta el clima de conflictividad nada común en los últimos 40 años ni el surgimiento de líderes sindicales más decididos y combativos dentro del movimiento obrero norteamericano. Como se dirige fundamentalmente a inversores que deben tomar decisiones en las que quedan involucrados sus patrimonios y sus ganancias futuras, no disfraza la realidad. Es un buen punto de partida. Desgranaremos un poco toda esta información, porque resulta sumamente educativa.

El marco en el que se desenvuelve el movimiento

En esta huelga, y en la conflictividad general, confluyen una serie de factores diversos. Por un lado, el aumento de la inflación que, aunque para nuestros estándares infernales nos parece un chiste, resquebrajó la estabilidad en los ingresos de los acuerdos pactados. Acuerdos como el que terminó el 14 de septiembre son plurianuales: incluyen una recomposición y algunos retoques de acuerdo con la inflación prevista en los años siguientes; de manera que una inflación mayor de la esperada provocó una pérdida de poder adquisitivo y una disputa por esa recomposición en las negociaciones de los nuevos acuerdos.

Por otro lado, muchos sectores, como la automotriz, habían visto relegados sus salarios y otras condiciones a partir de la crisis del 2008. Pero las empresas, sobre todo las grandes, han salido de esa crisis y están obteniendo grandes ganancias que no solamente son visibles en el reparto de dividendos, sino en el aumento de la diferencia entre los ingresos de los ejecutivos con participaciones accionarias y los trabajadores que producen la riqueza.

Entre 2013 y 2022, según un análisis del Instituto de Política Económica publicado el 12 de septiembre, los tres grandes fabricantes de automóviles obtuvieron unos beneficios totales de unos 250.000 millones de dólares. Lo que supone un aumento del 92%. Y sus consejeros delegados recibieron un aumento salarial del 40%. Los fabricantes de automóviles también recompensaron a sus accionistas con 66.000 millones de dólares en dividendos y recompra de acciones.iii

Además, durante la pandemia se desarrolló una serie de políticas sociales que redujeron la pobreza para luego desatarla bruscamente, como si fuera un resorte que se comprime para luego distenderse de golpe:

Después de alcanzar un mínimo histórico de 7,8% en 2021, nuevos datos muestran que la Medida Suplementaria de Pobreza del gobierno saltó a 12,4% el año pasado. Eso es un aumento de casi el 60%. Y todo se debe a que los políticos permitieron que expiraran los programas probados de apoyo a los ingresos. []

Los políticos, finalmente, acordaron invertir en ayudar a los niños y las familias durante la crisis de COVID-19. La ampliación del Crédito Tributario por Hijos redujo la pobreza infantil casi a la mitad. Los programas alimentarios, ampliados a través de SNAP, sacaron a más de 3 millones de personas de la pobreza y evitaron un aumento previstodel hambre. Los subsidios de vivienda mantuvieron a casi 2,5 millones de personas fuera de la pobreza y en sus hogares. Y las protecciones de inscripción de Medicaid redujeron el número de personas sin seguro en 1,5 millones.

El año en que se implementaron esos programas, la Medida Suplementaria de Pobreza cayó a 7,8%, su nivel más bajo de la historia. Pero cuando los políticos rechazaron continuar con esta ayuda vital para las familias, aumentó en una cantidad récord.iv

Esto se relaciona con el incremento del número de huelgas a niveles que no se habían visto desde hacía mucho tiempo:

Este año, los trabajadores de todas las industrias en EE.UU. han abandonado sus trabajos o han amenazado con hacerlo cada vez más. En julio, decenas de miles de actores se unieron a los guionistas en el piquete, lo que paralizó a Hollywood. Mientras tanto, una huelga de verano de más de 300.000 trabajadores de United Parcel Service parecía inminente antes de que se llegara a un acuerdo el mes pasado. […] Si los 150.000 miembros del UAW se declaran en huelga, casi 460.000 trabajadores habrán abandonado sus puestos de trabajo en algún momento de este año, el nivel más alto desde 2018, otro año notable de paros laborales. […]

Ruth Milkman, profesora del Centro de Graduados y de la Escuela de Estudios Laborales y Urbanos de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, afirmó: «El factor más importante es la escasez del mercado laboral» […] La mayor parte de la actividad huelguística de este año ha sido entre trabajadores de empresas privadas. Esto es diferente de 2018 y 2019, en los que se produjo un aumento inusual de las huelgas en el sector público cuando los maestros de escuelas estatales organizaron las huelgas educativas para exigir aumentos y una mayor financiación escolar.

Las estadísticas oficiales del gobierno incluyen sólo huelgas que involucran a 1.000 o más trabajadores. […] Una base de datos […] que incluye huelgas de todos los tamaños ha registrado más de 270 paros laborales en lo que va de 2023: cientos más que el recuento del gobierno. […] Las encuestas han mostrado un mayor apoyo público a los sindicatos en los últimos años, incluso cuando la afiliación sindical del sector privado sigue siendo baja. Alrededor del 67% de los estadounidenses dice que aprueba los sindicatos, según una encuesta realizada en agosto por Gallup, frente al 54% hace una década. Más de un tercio de los encuestados dijo que pensaba que los sindicatos serían más fuertes en el futuro de lo que son hoy, en comparación con solo el 19% en 2018.

Contribuye a esta situación una baja tasa de desempleo, por un lado, y una amenaza de sustitución de empleos actuales por tecnologías innovadoras. El empleo se encuentra en cotas históricas:

La cantidad de empleos creados es alta y la escasez de mano de obra ha sido la norma en los últimos meses y años pos-pandemia. Así, la tasa de empleo de las personas entre 25 y 54 años está cerca de sus niveles récord, destaca Gould. Se trata de cotas «superiores a las previas a la pandemia», remarca la especialista para destacar la solidez del mercado laboral, que antes del covid tenía una tasa de desempleo en mínimos históricos.”vi

Los gráficos de la Oficina de Estadísticas Laborales (gubernamental) son elocuentes:

Es en ese marco y bajo esas condiciones que los trabajadores disponen de un inmenso poder: el de causar daño a la economía, dañar las ganancias.

Los dirigentes del UAW han declarado repetidamente que están preparados para atacar a los tres fabricantes de automóviles. Si eso sucediera, una huelga de 10 días resultaría en pérdidas salariales totales de 859 millones de dólares y pérdidas de fabricantes de 989 millones de dólares. Si sólo un fabricante de automóviles sufriera un cierre relacionado con una huelga (Ford, por ejemplo), podría causar pérdidas por 665 millones de dólares durante ese período.

En este escenario, AEG estima una pérdida de 341 millones de dólares en salarios directos y 325 millones de dólares en pérdidas para toda la empresa. Según Patrick Anderson, director y director ejecutivo de AEG, «cuando el UAW se declaró en huelga contra GM en 2019, Michigan experimentó una recesión de un solo trimestre». Esa huelga, que involucró a 48.000 trabajadores en más de 50 plantas, duró seis semanas. En 2023, existe la posibilidad de que una huelga involucre a más fabricantes, más trabajadores y más plantas. «Si eso sucede, incluso una huelga breve afectaría las economías de Michigan y de todo el país», dijo Anderson.viii

Contraataque burgués

Teniendo en cuenta el poder que está desplegando la clase trabajadora se comprende mejor que la respuesta burguesa privilegie otro terreno. La ofensiva obrera es respondida y provocada por la burguesía yanqui en el plano de las instituciones de su Estado, en el poder judicial.

El draconiano proyecto de ley sobre huelgas (niveles mínimos de servicio) del gobierno ha pasado ahora por su última etapa parlamentaria y se ha convertido en ley.  Esto significará que cuando los trabajadores voten legalmente a favor de la huelga en los sectores de salud, educación, bomberos, transporte, seguridad fronteriza y desmantelamiento nuclear, podrían ser obligados a asistir al trabajo y despedidos si no cumplen. Esta nueva ley antidemocrática podría restringir el derecho de huelga de 1 de cada 5 trabajadores.ix

Los camioneros habían iniciado una huelga contra la empresa cementera Glacier Northwest, luego de que ésta los provocara rechazando cualquier tipo de negociación. La lucha forzó a la empresa a reconocer mejoras para los trabajadores, pero devolvió el golpe judicializando el conflicto: alegó que, al detener la actividad, le habían causado pérdidas por los efectos de cargas de cemento que se habían secado, y demandó de manera individual a los trabajadores que habían emprendido la lucha colectiva. Es un calco de la respuesta que durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner recibieron los petroleros de Santa Cruzx, más precisamente, de Las Heras. Finalmente:

El 1 de junio, la Corte Suprema emitió una importante decisión contra el movimiento laboral en el caso Glacier Northwest vs. Teamsters Local Union No. 174. En una división de 8 a 1, el Tribunal concluyó que la Ley Nacional de Relaciones Laborales no protege a los conductores de camiones de cemento en huelga de ser demandados por su empleador, quien alega daños y perjuicios por la pérdida de cemento causada por su paro laboral. […]

Algunos […] que habían anticipado un resultado peor, incluso expresaron alivio. El 1 de junio, la presidenta internacional de SEIU (Sindicato Internacional de Empleados de Servicios), Mary Kay Henry, tuiteó: «Nos complace que la decisión de hoy […] no cambia la legislación laboral y deja intacto el derecho de huelga». Pero el derecho de huelga no está intacto en EE.UU. y, posiblemente, nunca lo ha estado. […] Algunas de las herramientas laborales más poderosas que los trabajadores pueden utilizar para ejercer un poder coordinado en un lugar de trabajo opresivo (incluidas huelgas intermitentes, huelgas parciales y huelgas de desaceleración) han sido consideradas ilegales.

Más Recientemente, han proliferado en todo el mundo estrictas restricciones legales al derecho de huelga. En 2022, las huelgas fueron severamente restringidas o prohibidas en 129 de los 148 países donde mide la Confederación Sindical Internacional: un aumento del 24% desde 2014. Estos ataques al derecho de huelga han sido en gran medida de procedimiento, debilitando la comprensión y la respuesta del público a estas medidas draconianas.

En 2020, durante el levantamiento de trabajadores agrícolas más largo y grande de la historia moderna de la India, el partido político de extrema derecha del primer ministro Narendra Modi, el BJP, aprobó un código de relaciones laborales que exige que los trabajadores avisen las huelgas con 14 días de anticipo, dando a los empleadores la oportunidad de mitigar los efectos de la acción.

En enero de este año, tras una serie de conflictos laborales, el gobierno conservador del Reino Unido presentó un proyecto de ley sobre huelgas, cuyo objetivo es exigir que los sectores «esenciales» (en sentido amplio) tengan niveles mínimos de servicio durante una huelga, lo que hace imposible que muchos trabajadores puedan dejar de trabajar y disminuir su poder.

La decisión de Glacier Northwest es parte de este patrón de ataques legales a los paros laborales colectivos.”xi

Hemos utilizado para este artículo datos proporcionados por instituciones estatales. En muchos casos, se trata de insumos de calidad porque también los utiliza la burguesía para tomar sus decisiones y planear sus inversiones. Vemos además que, en los conflictos entre el capital y el trabajo, se hacen presentes instituciones estatales burguesas, amparándose en una pretendida neutralidad. Los derechos que estas instituciones regulan –y que hemos conquistado a lo largo de la historia de la clase obrera– deben ser defendidos. Pero para eso es necesario actuar con la mayor desconfianza en las instituciones de los explotadores y con la mayor autonomía y democracia para el campo de la clase obrera. La revista Disident lo expone así:

Aunque EE.UU. ha visto trágicamente una disminución a gran escala de la fuerza laboral desde la década de 1980, los trabajadores hoy son más militantes y movilizados que en algún tiempo. Según el Instituto de Política Económica, la actividad huelguística en Estados Unidos aumentó casi un 50% el año pasado, aun cuando el porcentaje de trabajadores representados por un sindicato cayó un tercio de punto porcentual.

Incluso sin el apoyo financiero y la experiencia de los sindicatos establecidos, los trabajadores se están uniendo y apoyando a sus compañeros de trabajo que sufren represalias ilegales. El fallo sobre Glacier Norhwest debe entenderse como parte de una reacción violenta a esta audaz actividad. ¿Qué pasa si vemos este momento como una crisis, con implicaciones globales, incluso existenciales? Si tomamos la decisión tal como es (un intento de socavar el derecho de huelga hasta que se vuelva irreconocible como un derecho), podemos diseñar estrategias para combatirlo. Esto significa no sólo comprender claramente la amenaza, sino también dilucidar las formas en que las huelgas son parte integral de las formaciones democráticas, tanto en el trabajo como en el sistema político en general.

El derecho de huelga no es sólo una herramienta del lugar de trabajo, sino una herramienta que la clase trabajadora puede utilizar para luchar contra el autoritarismo económico y político. El derecho de huelga, como manifestación de solidaridad colectiva, es fundamental para crear y ejercer un poder que contrarreste las concentraciones de riqueza, la desigualdad racializada y la gobernanza antidemocrática.

No tenemos control sobre los planes de litigio de la Cámara de Comercio o las decisiones de la Corte Suprema, pero podemos hacer crecer el conocimiento público, la autodeterminación y el poder dentro de nuestras comunidades. Como lo expresó claramente Sean O’Brien, el presidente reformista de los Teamsters, «[El fallo Glacier] es simplemente un recordatorio más de que […] la gente no puede confiar en que su gobierno o sus tribunales los protejan. […] Debemos confiar unos en otros. Debemos participar en una acción colectiva organizada. Sólo podemos confiar en las protecciones inherentes al poder de nuestros sindicatos.» […]

Algunas de las actividades huelguistas más efectivas últimamente han sido las huelgas ilegales, incluidas las huelgas salvajes de docentes del sector público en 2018 y las huelgas de estudiantes graduados de la Universidad de California en 2020. En estos casos, la legislación laboral ha permanecido en un segundo plano, pero no desestabilizó el compromiso de los trabajadores de ejercer su poder colectivo contra la injusticia.

Al considerar qué hacer en respuesta al fallo Glacier y la ola internacional de ataques contra los trabajadores, una cosa está clara: la organización militante, en la que las huelgas se reconocen como esenciales para el poder de clase, debe ser central para nuestro movimiento.xii

Solo nos queda completar el recorrido precedente con la conclusión que, aunque obvia, no puede ser explicitada por las publicaciones y dirigentes reformistas a los que hemos acudido.

Si cuando hay crisis la clase obrera es llamada a tirar solidariamente el carro pero cuando aumentan las ganancias y crece la economía, los ingresos de los trabajadores se retrasan. Si cuando la organización sindical logra reagruparse para demandar y reclamar por ese estado de cosas, las patronales se endurecen y no conceden nada. Si cuando las demandas y los reclamos pasan a las medidas de fuerza, las huelgas y los piquetes, acuden en auxilio de los patrones las instituciones del Estado. Si entonces «la organización militante, en la que las huelgas se reconocen como esenciales para el poder de clase, debe ser central para nuestro movimiento». Si la gente no tiene «control sobre los planes de litigio de la Cámara de Comercio o las decisiones de la Corte Suprema», si «la gente no puede confiar en que su gobierno o sus tribunales los protejan»y si «debemos confiar unos en otros». Entonces la lucha contra la burguesía es una lucha contra su Estado. Y la independencia de clase no puede construirse sin dinamitar ese puente por el que los explotadores nos invaden y colonizan: el Estado burgués no es la solución sino el problema.

(En la segunda parte veremos los problemas y las lecciones que la huelga expone en relación con las diferentes estructuras del capitalismo estadounidense y argentino, de lo diferente se extraen lecciones).

NOTAS:

i https://www.bloomberglinea.com/2023/09/15/trabajadores-de-la-automocion-en-eeuu-en-huelga-tras-fracasar-las-negociaciones/

ii https://www.imf.org/es/News/Articles/2022/07/11/CF-US-Economy-Inflation-Challenge

iii https://vientosur.info/ee-uu-huelgas-historicas-contra-los-tres-grandes-fabricantes-de-automoviles/

iv www.counterpunch.org/2023/09/15/poverty-just-jumped-it-was-no-accident/

v https://www.nytimes.com/interactive/2023/09/03/business/economy/strikes-union-sag-uaw.html

vi https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20230919-el-s%C3%B3lido-mercado-laboral-de-eeuu-a-merced-de-la-fed

vii https://data.bls.gov/pdq/SurveyOutputServlet

viii https://www.andersoneconomicgroup.com/10-day-uaw-strike-against-big-three-could-cause-economic-losses-exceeding-5-billion/

ix https://www.tuc.org.uk/ProtectRightToStrike

x https://www.anred.org/2019/05/07/absolvieron-a-los-petroleros-de-las-heras/

xi https://www.dissentmagazine.org/article/chipping-away-at-the-right-to-strike/

xii https://www.dissentmagazine.org/article/chipping-away-at-the-right-to-strike/

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