El nudo, la soga y nosotros: límites y alcances de un intelectual burgués y materialista.

El Nudo, de Carlos Pagni, es un libro cuya investigación minuciosa presenta una hipótesis central: la existencia de una tensión o conflicto latente entre dos campos o facciones. De un lado de la soga se encontraría la Argentina productiva, es decir, el sector agroindustrial pampeano. Mientras que, del otro lado, se halla la Argentina improductiva o subsidiada, radicada principalmente en el conurbano bonaerense. Dentro de esta zona geográfica heterogénea, se encuentra desde el universo pyme hasta la «economía popular». Entre ambos sectores existe un conflicto permanente, histórico, cuya inconclusa resolución generó un «nudo» que bloquea e impide avanzar hacia un horizonte claro. O como diría Halperín Donghi, (citado en varios pasajes del libro) «la Argentina se encuentra en un callejón sin salida».

La heterogeneidad del conurbano como clave

El conurbano no es un espacio homogéneo, sino todo lo contrario. Contra los prejuicios de muchos, Pagni se ocupa de mostrar la heterogeneidad del espacio. En el conurbano bonaerense convergen villas de emergencia y barrios privados. La «economía popular», pymes y restos del cordón industrial. Los desocupados y la burguesía. En palabras del autor:

Si se la recorre en helicóptero o en avión, se registra un collage extrañísimo: barrios elegantes intrincados en gigantescas villas de emergencia, que conviven con los restos de chacras antiguas o de estancias incrustadas en esa desorganizada urbanidad.

Por ese motivo, una de las claves para pensar al conurbano es la desigualdad. El autor no entiende el problema como un conflicto de clases, sino como una disputa entre dos sectores: la economía productiva y la subsidiada.

La heterogeneidad del conurbano da lugar a una de las principales complicaciones económicas: el desequilibrio fiscal. A lo largo de todo el libro, distintos ejemplos permiten inferir que el déficit fiscal impide el desarrollo económico. A diferencia de otros colegas suyos, entiende que los desórdenes en las cuentas públicas no son producto del excesivo gasto en planes sociales y asistencia. La crítica se dirige a la propia burguesía, situada en el conurbano, que se beneficia de subsidios energéticos y de los negocios con el Estado, para el otorgamiento de las tierras destinadas a la construcción de countries.

Los desarrolladores sacan ventaja de la superposición de jurisdicciones para aprobar proyectos; de la falta de regulaciones específicas para los emprendimientos acuáticos, y también de la propensión de las autoridades, sobre todo municipales, a convalidar obras que fueron construidas sin autorización, porque los empresarios confiaron en su poder de lobby.

¿Volver al siglo XIX?

Las denuncias a la burguesía actual se contraponen constantemente con la burguesía constructora del Estado Nacional. Las tres presidencias históricas (Mitre, Sarmiento y Avellaneda) y la generación del ’80 son estudiadas con cierta admiración. Las referencias históricas nos permiten conjeturar que la decadencia política coincide con los cambios operados en la estructura económica, a partir de la década del ’30 y su profundización durante el segundo peronismo.

La degradación de esa burguesía se expresa en varios sentidos. La autoconstrucción del conurbano es uno de ellos. Si la dirigencia política de fines del siglo XIX se preocupó por el crecimiento demográfico y la construcción prolija de ciudades, la desordenada proliferación del conurbano bonaerense es el ejemplo del fracaso de la dirigencia política en el siglo XX. Una de las causas que explican el déficit habitacional es el paso de la responsabilidad estatal a las provincias.

Lo que conocemos como conurbano, con todas las resonancias que cobija esa palabra, es el resultado de ese proceso que se inicia después de la crisis de 1929. Es el testimonio, por lo tanto, del colapso del orden económico internacional en el que la Argentina estaba instalada y de las enormes dificultades para reemplazarlo. Es el producto de una impugnación al liberalismo y del intento de sostener el orden material en el Estado interventor.

Pagni no desestima la intervención estatal, sino lo contrario. A diferencia de la mayoría de sus colegas, montados en la ola libertaria, el periodista destaca la importancia del Estado en la construcción de la Argentina. Sin embargo, con la crisis del ’30 se acentuó la falta de planificación, algo que es elemental para cualquier país, lo que conllevo al desprolijo asentamiento de la población, mala distribución de la tierra y pésima asignación de los recursos públicos. En este sentido, el autor no critica, ni culpa, nuevamente, a la clase obrera:

El empeño de racionalizar la expansión urbana de Buenos Aires terminó naufragando a mediados de los años cincuenta. Es decir, cuando más se lo necesitaba. Porque el conurbano, tal como lo conocemos, es hijo de una política intervencionista fundada en la década de 1930 y llevada a la plenitud por el peronismo. Y es también hijo del fracaso de ese intervencionismo, económico y urbanístico.

Junto con la planificación a largo plazo, otra de las virtudes que le destaca a esa generación fue la capacidad de pensar en un proyecto nacional. Sin embargo, la ecuación se invirtió, transformándose en palabras del autor «una cultura política de rasgos premodernos». El empobrecimiento progresivo de los habitantes del conurbano bonaerense trajo consigo un problema que la burguesía del siglo XIX pudo eliminar: el caudillismo. «Sarmiento soñó con derrotar el miedo a través de la urbanización, que asociaba con la civilización. El conurbano es la inversión de ese proyecto. Una antiutopía». El retorno de este tipo de liderazgo acarrea consigo la concentración del poder, cuya expresión puede ser simbólica (Cristina negándose a pasarle el bastón presidencial a Macri) o material (con el reparto del Fondo de Reparación Histórico del Conurbano).

La expansión caótica del conurbano bonaerense, con todos sus problemas, trae como consecuencia una alteración en el esquema político: el desmedido peso de la provincia de Buenos Aires sobre la política nacional. Uno de los pilares en la construcción del Estado Nacional, moderno y pujante, fue el sometimiento de la provincia de Buenos Aires al resto de las provincias. Sin embargo, a partir de la crisis del 2001, la balanza se trastoca y serán las provincias quienes deban encolumnarse detrás del conurbano bonaerense.

La crisis democrática

La principal preocupación de Carlos Pagni es la crisis democrática. Los problemas económicos trascienden dicha esfera para convertirse en una crisis de régimen. Para Pagni, la democracia no es una mera formalidad basada en votar cada cuatro años. El autor no pide que se respeten los comicios con normalidad, sino que exige al menos un piso de bienestar socioeconómico. También reglas inquebrantables, al menos que haya acuerdo político para cambiarlas (como destaca con la narrativa del Pacto de Olivos):

La democracia se sostiene sobre una normativa. Es el consenso sobre un sistema de reglas. Sin embargo, para que ese sistema sea aceptado, debe darse un mínimo de satisfacción por debajo del cual la legitimidad se desmorona. La aspiración de estos escritos es llamar la atención sobre ese riesgo.

El extensivo análisis de la pobreza, precarización, narcotráfico, la violencia, desempleo, demuestran no solo la preocupación por un posible 2001, sino por la impugnación de la democracia. Allí se encuentra el principal problema. Por ese motivo, llama la atención con la abstención en las elecciones legislativas del 2021, la más alta desde el retorno de la democracia en 1983. También alerta por la aparición de figuras antisistema como Milei, algo que se refleja en todo Occidente:

En todo Occidente, el sistema de partidos tradicional abre paso a formas de representación que se sostienen en el miedo: miedo al terrorismo, miedo a la pérdida de empleo. Esta lógica plantea un interrogante: ¿el conurbano está a la espera de una interpelación demagógica y autoritaria?

Enredado en los límites de su propia clase

El extenso ensayono da respuestas a la crisis, es decir, no ofrece un conjunto de medidas para desatar el nudo. Lógicamente, no se lo propone. A lo largo de las casi 800 páginas, Pagni se limita a desarrollar la hipótesis central y argumentar. De todas formas, leyendo entre líneas, podemos afirmar que busca establecer un piso institucional desde el cual pensar un horizonte: un Estado racional que cumpla las funciones correspondientes, impuestos razonables, servicios básicos de calidad, honestidad institucional, intermediación estatal de la asistencia social, entre otras.

A diferencia de otros intelectuales de su clase, Pagni no se preocupa por las nimiedades de la agenda política diaria e intenta pensar en el largo plazo. Probablemente su formación como historiador influya. También dirige sus críticas a todo el personal político, desde el peronismo al PRO. En ese sentido, el libro está orientado a todos aquellos que busquen pensar más allá de lo inmediato. Quizá ese sea su propio nudo. Difícilmente la burguesía y la dirigencia política puedan pensar en políticas de larga duración. La burguesía argentina hace rato encontró su límite en la inserción al mercado mundial. Dicho de otra forma, para funcionar como clase, la burguesía necesita actuar de la forma que Pagni denuncia en el libro.

Desatar el nudo

El libro es un gran aporte para cualquier militante o persona interesada en la política . A pesar de los errores de edición, los pasajes poco claros y repetitivos, no podemos dejar de reconocer el gran trabajo de investigación y recopilación de fuentes. El Nudo nos permite entender las relaciones entre la dirigencia política, la burguesía y el Estado. Desnuda y expone el funcionamiento de este país y no se guarda críticas para nadie. Obviamente, el peronismo es fuertemente criticado, como también el manejo punteril de los intendentes del PRO, a quienes prácticamente se los acusa de comprar punteros políticos opositores para mantener el control de sus territorios.

Los militantes de izquierda debemos leer este libro por varios motivos. En primer lugar, porque es uno de los intelectuales de la burguesía más lúcidos. Luego, por los fundamentos materiales de la obra, la masa de datos empíricos y el trabajo de campo. Si bien a veces peca de exceso de republicanismo, entiende que los aspectos económicos son los que moldean un determinado tipo de sociedad. Sin embargo, el principal aporte es el análisis detallado de la dinámica de la región más importante del país: el conurbano bonaerense. Todo aquel que milite en algún partido de izquierda, sea cual sea, sabe que allí se concentra el grueso de la clase obrera nacional. Es imposible pensar en un proyecto político sin tener en cuenta el conurbano bonaerense.

La burguesía es incapaz de desatar el nudo de una forma favorable al conjunto de la clase obrera. Es más, vive gracias a ese nudo. Sin embargo, la posibilidad de construir otro tipo de sociedad es necesaria y nos urge a toda la militancia del campo socialista. Si efectivamente queremos transformar la realidad, debemos entenderla en toda su complejidad, es la única forma de desatar el nudo.

Martín Rodríguez.

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