CARTA ABIERTA A LOS COMPAÑEROS QUE VAN A VOTAR. En el cuarto oscuro, detrás de cada Massa, hay una Isabel, un Menem o un Alberto Fernández esperándote. Detrás de cada Milei, un Angeloz o un Macri.

Al igual que vos, vivimos de nuestro trabajo y vivimos en este país. En este país, que se deshace ante nuestros ojos, como se deshacen nuestras expectativas y esperanzas, nuestra calma y estabilidad. De la misma manera en que se desmorona la alegría y defecciona el compañerismo.

Si estás entre los que ganaron con la especulación inmobiliaria, financiera, con los subsidios al capital, no leas esta carta. Te va a resultar incomprensible. Tu voto es a Massa y es un voto lógico y agradecido. Estas palabras son para los que vieron deteriorado su poder adquisitivo, precarizado su trabajo, desmejorada su asistencia sanitaria, empobrecida su educación, cada vez más amenazada su seguridad y sus bienes, destruida la infraestructura de servicios y transporte. La lista de la debacle es larga y, a la vez, el número de los que la sufren es inmenso. Y crece. En pocas palabras, esta carta es, prácticamente, para la totalidad de la clase trabajadora.

El peronismo, para seguir en el gobierno, te pide mucho otra vez. El partido del orden en la Argentina te pide, como en la elección anterior, que lo votes para frenar a la derecha, ¿te acordás? Pero la realidad expone que votando al peronismo (como hace 4 años) no se frena a la «derecha» sino que se la potencia. Ese «voto útil» de 2019 le sirvió a la derecha para fortalecerse como «lo otro» de este paisaje desolador, lo distinto del curro y la miseria.

Pide un montón el peronismo. Por empezar, te pide que hagas lo que el propio peronismo no hizo: que tengas miedo por la amenaza del fascismo. Pero al peronismo no le preocupa eso. Le preocupa perder su estructura de contención y que se vea amenazado el Capital. Si fuera cierta la amenaza fascista y el peronismo encarnara la herramienta para enfrentar esa amenaza: ¿habría elegido a los dos principales ministros del gobierno odiado por su política anti obrera y anti popular: el jefe de gabinete Rossi y el ministro de economía Massa? Si fuera cierto que está en peligro la democracia, ¿se habría ido de joda el jefe de gabinete de Kicillof para gastar los dólares que nadie tiene –pero que a él le sobran– en plena campaña? La superficialidad y la despreocupación de quienes te piden el voto contrasta con tu esfuerzo y tu preocupación.

El peronismo te pide mucho: que te hagas cargo de su gobierno y pagues los costos de su desastre. El peronismo te pide que pagues por su fracaso. Y que lo hagas entregándole el poder a sus empresarios, a sus burócratas sindicales, a sus gobernadores feudales, a sus barones del conurbano. Porque tu voto señala quién no debe llegar al gobierno y, también, ratifica una manera de vivir: la actual, la miserable vida que tenemos hoy los trabajadores. Para lo poco que ha ofrecido, el peronismo te pide mucho.

Muchísimo, te pide el peronismo. Te pide renunciar a la política: demonizar a los que no coinciden con vos, dejar de sopesar problemas y trayectorias, prescindir de la razón basada en la realidad y exhibir una dudosa superioridad moral (a la vez que callar y aprobar a Chocolate Rigaud). El peronismo te pide renunciar a la política: que los sentimientos y las suposiciones (el problema es «el odio de los otros», la mala fe) reemplacen a la argumentación. Te pide que no luches contra la impostura y las mentiras (una lucha interminable, fatigosa, en constante construcción, siempre fallando y rehaciéndose). Te pide que, a cambio de esa renuncia, compres sus mentiras e imposturas como si fueran verdaderas. Te pide que aceptes que Milei no es democrático y que olvides que Cristina viene fustigando a esa misma democracia porque sus instituciones la van a terminar metiendo presa. Te pide que confundas la democracia (un sistema de instituciones que regulan el funcionamiento social) con el capricho de la Jefa y la conveniencia de algunos funcionarios y parientes. Te pide mucho. Te pide que desprecies a la inmensa masa de otros trabajadores enojados, que han visto en Milei algo nuevo (que innegablemente lo es) y algo posiblemente mejor (que no lo es en absoluto). El peronismo te pide que ataques en conjunto esa decisión de millones de trabajadores, despreciando su verdad (que este es un gobierno de mierda) junto con su errada presunción (lo que propone Milei es siniestro y la esperanza de mejoras se verá defraudada si gana).

Te pide mucho, te pide que compres una épica infantil, una epopeya ingenua. Doblemente ingenua. Porque te vende, por un lado, que un ballotage define el futuro de la democracia; pero te pide, por otro –justamente para defender a la democracia–, que le entregues poder: a la burocracia sindical que colaboró con la dictadura y entregó compañeros; a los gobernadores feudales que obligan a parir a niñas violadas; al político que usa el aparato del Estado, los fondos del Estado, los medios del Estado, para hacer su campaña personal, para atornillarse más al poder.

El peronismo te va a convocar, si gana, a festejar con él. Massa festejará que sigue igual que ahora, a cargo del gobierno; vos vas a festejar que seguís igual que ahora, sometido al ajuste de ese mismo gobierno.

El peronismo te pide que seas básico, ramplón, binario. Te pide que seas sonso. «Se viene la Argentina que defiende lo que está bien, la que cambia lo que está mal». Así de infantil y trivial es la campaña. Te pide que hagas oídos sordos y cierres los ojos al vaciamiento de las mismas cosas que te dice que van a desaparecer si pierde Massa. Que no pienses que los derechos se vacían cuando no pueden ejercerse. Que te olvides de que los derechos surgen de la combatividad de las masas y que tienen la profundidad, la espesura, de esa combatividad. Que es tan siniestro borrarlos como vaciarlos. Y que eso viene haciendo este gobierno. Por eso millones de trabajadores buscan repudiarlo. Por eso el discurso de los derechos, sin los hechos que le dan sentido, no es más que un triste anzuelo electoral.

Tanto te pide el peronismo, que te pide que apagues el Google Maps y te creas que Massa llega desde el lejano territorio de los que no han contribuido al desastre nacional, desde una remota galaxia donde habitan las soluciones nunca practicadas. Cuando, en realidad, tanta alharaca es para permitirle cruzar una calle angosta, Hipólito Irigoyen, para pasar del ministerio de Economía a la Casa Rosada y seguir haciendo lo mismo que hizo hasta ahora. La vuelta de la unidad nacional que Massa vende no es más que una vuelta carnero para levantarse, al toque, casi en el mismo lugar.

El peronismo te pide que caigas en la inmediatez, en el repudio de la historia y la memoria. Que pienses (o que hagas como que creés) que los derechos surgen espontáneamente de los escritorios ministeriales, no de las luchas que los imponen. Que creas su versión absurda, para infantes, de que ellos son los promotores de la ley de aborto legal. Y que te olvides de que fue contra ellos, contra sus simpatías eclesiásticas («El papa es el argentino más importante de la historia») y la urticaria que les causan los derechos reclamados, que chocaron inmensas movilizaciones de mujeres durante años, hasta que lograron, finalmente, hacer que el propio peronismo patriarcal doblara la cerviz ante la marea verde amotinada en las calles.

El efecto de esos pedidos es que, en lugar de una tercera opción, naciente, germinal, pero en condiciones propicias de crecimiento, se acepta que hay que elegir burgueses, que toda perspectiva de los trabajadores consiste en elegir burgueses. Así se desarma la posibilidad de unir ambos repudios (el repudio a Massa y el repudio a Milei) en un rechazo, el voto en blanco, la impugnación, y se divide a la clase trabajadora en función del tipo de hipoteca que se cuelga al cuello cada sector. Lo peor de esa campaña del pánico es que demoniza, reafirma y consolida a los trabajadores que, buscando castigar al gobierno hambreador, eligen a la otra propuesta burguesa como solución. En lugar de unirnos en el rechazo (que hoy sólo tiene una posibilidad negativa: el voto en blanco), se reafirman las razones que conducen a muchos trabajadores a votar a Milei.

El peronismo te pide renunciar al debate, que es renunciar a la verdad. Y, también, al camino hacia la victoria. La afrenta negacionista se vuelve contra quienes la condenan sin discusión. El repudio a debatir un tema solidifica a ambos contendientes, renuncia a la disputa, se entrega a la fuerza ciega de los acontecimientos. La propio de lo sagrado es su intangibilidad, mientras que la política se juega en el terreno de lo corporal, de la vida, de lo discutible. Pedirte que algunos temas sean arrancados de la posibilidad de la discusión no fortalece esas ideas, las debilita. Y, a la larga, las convierte en raquíticas ramas secas faltas de la savia vital de los debates y la crítica.

El peronismo te pide muchísimo. Te pide que sientas terror ante los dichos de Villarruel pero que te hagas el boludo ante los hechos del peronismo. Te pide que tengas mucho más miedo a las palabras de los candidatos de La Libertad Avanza que a las medidas de gobierno ejecutadas por la fuerza política que se encolumna detrás de Massa. Te pide que temas a un futuro intangible y que olvides tanto el pasado efectivo como el presente desolador.

Pero lo peor que te pide el peronismo es que te alejes de dos ideas necesarias y básicas, que las olvides o que las desprecies:

La liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos.

¡Trabajadores del mundo, uníos!

Cómo vamos a seguir esas ideas si nuestra acción inmediata pasa por confiar nuestra liberación (en este momento) a un grupo de patrones y en unirnos (ahora) con ellos. Cómo vamos a dirigirnos hacia ese norte, el cálido norte de la independencia de la clase obrera, si comenzamos a marchar hacia el gélido sur de la conciliación con los explotadores. ¿O alguien cree que el famoso gabinete de unidad nacional incluye a docentes combativas en Educación, a enfermeras luchadoras en el ministerio de Salud, a desocupados organizados en Desarrollo Social y huelguistas triunfantes en Trabajo? No. La «Unidad Nacional» significa juntar burgueses de colores distintos: Larreta o Redrado, Lousteau o Lavagna, y repartirles ministerios.

El sentimiento de inferioridad de Milei lo llevó a mencionar dos veces, en un debate televisivo, la «falacia ad populum», otorgándole así más importancia a su narcicismo que al propósito de trasmitir una idea clara. La falacia señalada por Milei consiste en sostener que algo es verdadero porque todo el mundo o mucha gente («el pueblo» de ad populum) lo cree. Es falso que algo sea verdadero sólo porque gran cantidad de personas lo afirmen. El número no es un criterio de verdad ni de efectividad. Especialmente en política. Quienes nunca inician nada si no cuentan con la bendición del número, de la mayoría, no hubieran apoyado la Revolución de Mayo en 1810 ni la abolición de la esclavitud en 1813 ni el sufragio femenino en Rosario en 1928. Una política se define por los intereses que defiende: si estos intereses son los de la mayoría, esa política aspira a ser de masas.

Votar lo que la burguesía ofrece no cambiará el sentido en que se desgrana el capitalismo argentino hacia el desastre completo. Por el contrario, el rechazo a las opciones burguesas y el reagrupamiento desde abajo componen la iniciativa que nuestras necesidades reclaman.

No podemos opinar sobre la capacidad intelectual de Milei o su formación, porque sólo conocemos lo que dice. Pero los políticos suelen esconder mucho y falsear casi todo. Si no podemos opinar acerca de Milei, en cambio sí tenemos materia de sobra para criticar sus propuestas, que son inviables en muchos aspectos: no hay dólares para dolarizar, ningún país comercia entre privados sin marcos regulatorios estatales, la burguesía argentina no subsiste media semana sin subsidios, los diez países sin Banco Central son tan pequeños que uno conoce sus nombres al usarlos como ejemplo (Kiribati, Micronesia, Nauru, Palaos, Tuvalu…). Sin embargo, su fuerza no es positiva, no es alentada por el apoyo de una súbita convicción «anarco-capitalista» en las masas ni es que haya un repentino furor por la escuela austríaca en los barrios. Ocurre que Milei aparece ante los ojos de muchos trabajadores como alguien menos manchado (porque no tuvo tiempo) con la mugre de la maquinaria política de la burguesía.

Pero quienes no queremos que gane un amigo declarado (otro más) de milicos y burgueses, tenemos una única alternativa: el voto en blanco. Y comenzar desde abajo a crear otra alternativa. Quienes no queremos darle el voto a Insaurralde y a Rigaud, tenemos una única alternativa este domingo: el voto en blanco. Y comenzar desde abajo a crear otra alternativa.

Una alternativa no es lo mismo disfrazado de otra cosa. Una alternativa no es lo mismo pero con la esperanza renovada. Una alternativa es otra cosa.

La lucha por el socialismo comienza hoy, desde abajo y desde el repudio a los administradores de este sistema. Un repudio que deberá prolongarse en el repudio a los propietarios del sistema: los capitalistas de toda laya y color, desde este mismo domingo.

3 comentarios en “CARTA ABIERTA A LOS COMPAÑEROS QUE VAN A VOTAR. En el cuarto oscuro, detrás de cada Massa, hay una Isabel, un Menem o un Alberto Fernández esperándote. Detrás de cada Milei, un Angeloz o un Macri.”

  1. Compañeros apoyo el voto en blanco o el ausentismo, en el marco del internacionalismo proletario por qué no establecer los nexos internos entre los dos confesos Sionistas y su complicidad con la masacre en Gaza limita el análisis al estrecho límite del estado nacional como campo de lucha de clases.
    Cualquier análisis sobre las particularidades nacionales de la dominación capitalista parte de lo particular como un fenómeno ajeno a lo internacional.
    Todos los programas y políticas de los marxistas internacionalistas ( valga la redundancia) parte desde la primeros párrafos enunciado el carácter mundial del proletariado ,” Proletarios del mundo unios ” , o sea que es necesario disolver lo particular .
    Así como para entender un conflicto en determinado sector de trabajadores hay que ubicarlo en el contexto de la política nacional.
    Hay que explicarle a los trabajadores que la crisis que se expresa en Argentina en forma de carestía, inflación, degradación del salario, delincuencia, etc.es una expresión marcada de la ofensiva que se expresa en guerra en inmigración de masas en centroamérica, Africa y Medio Oriente, en la guerra de Ucrania, y en la masacre de Gaza responden a un mismo fenómeno, la burguesía es consciente de esto por eso en el debate presidencial todos los candidatos se apuraron en manifestarse al respecto en una insinuada amenaza a los trabajadores, como decirle al pibe “te tomas la sopa o se viene el cuco ”
    La lucha contra el imperialismo los ubica a Massa , Milei, BULLRICH, y Schiareti como parte del staf de la reacción imperialista, por ejemplo Maza y Milei tomo la doctrina de tolerancia 0 de Rudolf Giuliani, que es atacar la delincuencia desde los delitos más ordinarios dejando intacto las grandes mafias de tráfico de personas , drogas, o los delitos financieros.
    Claro que no es necesario desarrollar todos los aspectos de la descomposición social pero mínimamente partir de la complicidad de Massa y Milei con el Sionismo y de que sus planteos de gobiernos responden a una política mundial del imperialismo con epicentro en Gaza y la aplicación de exterminio de masas como tendencia inherentes del imperialismo tal como lo desarrollo hace más de 100 años Lenin.
    El problema que denunciar al régimen sin denunciar al sistema les hace creer a los trabajadores en que va a llegar un timonel a salvar del hundimiento al Titanic.
    Esta es mí humilde opinión.
    Jorge Terracota

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